El escándalo de Triaca ya contagia a todos los que pasaron por la intervención del SOMU

«Sandra, no vengas, eh. No vengas porque te voy a mandar a la concha de tu madre. Sos una pelotuda», con ese insulto de Jorge Triaca a Sandra Heredia, «Sandrín» la ex empleada de su quinta en Panamericana, comienza una historia que todavía está en desarrollo, pero que a cada instante promete dejar más expuesto al propio ministro, arrastrar a otros funcionarios y salpicar a actores secundarios, que en estos años participaron de los manejos discrecionales de los millonarios fondos del intervenidos Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU).

Lo curioso, o no tanto, es que Heredia, sin antecedentes a la vista para el cargo, terminó siendo delegada normalizadora de la seccional San Fernando del SOMU. Y con «Sandrín» desembarcaron al menos 250 personas más, apalancadas por diversos funcionarios de Cambiemos, que poblaron el gremio que en tándem, el Gobierno y la Justicia, retuvieron por dos años para «transparentar».

Con el ejemplo de la ex casera de Triaca, en cuestión de minutos saltó a la vista de todos el caso del hijo del jardinero del ministro, el nombramiento de su cuñado, se recordaron a sus familiares en diversos cargos del Gobierno y se evidenciaron las irregularidades de gestión la actual senadora nacional y ex interventora, Gladys Gonzalez. Gladys había puesto los pies en el sindicato con una tropa de militantes que le costaban al sindicato más de 20 millones de pesos anuales, una serie de empresas «amigas» a las que comenzó a derivar tareas y hasta la denuncia de un pedido de retorno en las contrataciones.

Pero no sólo Gonzalez va a tener que contestar sobre un tema que la incomoda. Otro que por estas horas está preocupado es Alejandro «Serrucho» Gomez, un ladero de Triaca y principal espada del ministro en el gremio marítimo, rol que derivó en el virtual armador de una lista para mantener el control del SOMU una vez que cese la intervención. Para esa tarea «Serrucho», de un pasado turbulento y cuentas pendientes con la justicia, había conseguido al menos 70 contratos y recorrió varias veces el país. Su labor devino en la conformación de la nómina que encabezó Rubén Manno, que sorpresivamente y pese a tener todo el aparato oficial, cayó derrotada en los comicios a manos de la que lideró Raul «Ruli» Durdós, hombre patrocinado por el moyanismo.

La derrota de Triaca en el SOMU en su momento desató la ira de Mauricio Macri y empezó a despertar preocupaciones que con el Affaire Heredia se precipitaron. Es que por un lado el fracaso del ministro deja al gremio clave del sector marítimo en manos de un impredecible Hugo Antonio Moyano y aumenta su poder de fuego; y por otro lado expone a una posible auditoría lo sucedido en la entidad desde el 18 de febrero de 2016, fecha en que el juez Rodolfo Canicoba Corral decretó la intervención. Dos cuestiones vitales en momentos donde la relación con el gremialismo transita por turbulencias.

De hecho, una vez consumada la derrota hubo cumbres y reuniones reservadas donde se evaluaron una serie de alternativas para no entregarle el gremio al camionero. Se habló de posibles irregularidades en los padrones de algunas seccionales y hasta se pensó en ir hacia una impugnación parcial que haría caer la victoria de los verdes. Claro que con todas las miradas puestas en el SOMU hoy se desvanece cualquier alternativa de no dejar asumir a Durdos, lo que en la práctica es una nueva derrota de Triaca y un nuevo enojo del Presidente que llegó a Hablar con Marcos Peña un posible salida del Ministro.

Otro que debería empezar a preocuparse por la falta de una salida ordenada de la intervención es el propio Canicoba. El juez nombró a su cuñado, Sergio Ramiro Tejada, al frente de la obra social del gremio y mantuvo bajo su comando una caja millonaria con la que asignó y desarticuló negocios estos años. De hecho su discrecionalidad ya le había costado un enfrentamiento con Luis Barrionuevo, al que le habían prometido participación y luego se la negaron, y un llamado de atención de «Coti» Nosiglia para que se ordene.

Algunas fuentes de San Fernando aseguran que el enojo de Triaca con Sandra, que devino en su despido, no tuvo que ver con las labores vinculadas al trabajo como casera, sino al rol que cumplió en las elecciones del gremio. En esa regional Durdós se impuso sobre el oficialismo y varios sospechan de «Sandrín» como doble agente para que ello se pudiera consolidar.

En el entorno de Triaca creen también que hubo alguien de más arriba que hizo el mismo doble juego, facilitando la victoria de los referenciados con el Presidente de Independiente y haciendo más laxas las normas para que los verdes se queden con el gremio. Incluso sospechan que ocultaron información sensible para el desarrollo de las elecciones en la semana en la que se votó y que eso no les permitió tomar medidas de urgencia. En las oficinas de Alem al 600 se apunta, concretamente, a Roberto Porcel como quien jugó a favor de Moyano y recuerdan su inesperada renuncia a la intervención al gremio de Seguridad, el mismo jueves anterior de la finalización de los comicios en el SOMU.