Sin previo aviso ni información clara sobre las indemnizaciones, Tía Maruca cerró su planta emplazada en Chascomús y despidió a todos sus operarios

Los operarios afectados son 27. Cumplían tareas en la planta de Tía Maruca que sorpresivamente decidió cesar sus actividades en Chascomús. La información llegó sin previo aviso ni una idea clara sobre lo que ocurrirá con el pago de las indemnizaciones.

Un clima de incertidumbre y tensión se apoderó de Chascomús, localidad bonaerense de unos 35 mil habitantes, tras conocerse el cierre repentino de una fábrica de galletitas. Los trabajadores llegaron a la planta el jueves al mediodía y recibieron la noticia de que quedarían “desafectados”, sin previo aviso ni información clara sobre indemnizaciones.

En las horas siguientes, el personal observó cómo camiones retiraban materia prima y equipamiento de la planta, mientras los empleados solicitaban que se detuviera el vaciamiento hasta resolver la situación laboral. La incertidumbre generó protestas internas y el temor de quedar sin ingresos inmediatos para sostener a sus familias.

Aunque no se entregaron telegramas formales de despido, los 27 empleados quedaron cesanteados, entre ellos la jefa de planta oriunda de La Plata. La decisión afectó de manera directa a quienes llevaban años trabajando en la empresa, y la abrupta comunicación causó preocupación en toda la comunidad.

Sin previo aviso ni información clara sobre las indemnizaciones, Tía Maruca cerró su planta emplazada en Chascomús y despidió a todos sus operarios

Entre los cesanteados se encuentra personal de Tía Maruca, cuya planta en Chascomús fue clausurada sin aviso previo ni garantías de indemnización. La medida impactó no solo en los trabajadores, sino también en el entorno local, generando indignación y reclamos inmediatos por parte de vecinos y autoridades locales.

El viernes, los empleados asistieron a una audiencia en el Ministerio de Trabajo bonaerense, inicialmente convocada por atrasos en el pago del medio aguinaldo. Sin embargo, la reunión derivó en un reclamo urgente por la intervención estatal ante el cierre de la planta y la falta de garantías para los trabajadores.

Los afectados señalaron que la medida fue tomada sin previo aviso y de forma abrupta. No es la primera vez que Tía Maruca enfrenta cierres: en agosto de este año ya había clausurado una planta en San Juan, dejando a decenas de familias sin empleo. Esta situación refleja la magnitud de la crisis económica que atraviesa la empresa y su impacto directo en los trabajadores.

En los días posteriores al cierre, se intensificaron los pedidos de información sobre compensaciones económicas, y los empleados solicitaron que las autoridades laborales garanticen el cumplimiento de los derechos que les corresponden por ley. Mientras tanto, el personal permanece atento a cada novedad sobre la situación de la planta y la empresa.