Desindustrialización y reconversión forzada: La fábrica de rodamientos SKF confirmó el cierre de su planta en Tortuguitas y pasaría a importar desde Brasil

Con la destrucción de 150 puestos de trabajo, la multinacional de origen sueco SKF, confirmó el cierre de su fábrica de rodamientos en la localidad bonaerense de Tortuguitas. La empresa reconvertiría su negocio en Argentina como importadora. Cada vez son más los casos de empresas que dejan de producir en el país para comprar afuera, con la consecuente destrucción de empleos calificados. SKF podría ser un caso testigo del achique del parque industrial.

El proceso de desindustrialización a esta altura no debería sorprender a nadie. La imposición de nuevos aranceles, la liberalización de las importaciones sin restricciones y la falta de políticas que protejan el mercado interno apuntaban desde Casa Rosada en esa dirección. “Mientras el mundo cuida su producción, Argentina abre sus puertas a todo lo importado”, señaló el secretario general de la UOM Abel Furlán, tras reunirse con el presidente de Brasil Lula da Silva.

El Grupo SKF se dedica a la industria manufacturera metalúrgica en el mundo y en Argentina llevaba 90 años produciendo rodamientos para consumo interno, que también exportaba. Esta semana la empresa confirmó que cerrará una de sus dos plantas, la que está ubicada en Tortuguitas, y que se dispone a despedir a 150 trabajadores.

Según pudo saber InfoGremiales, hay negociaciones en el Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires para garantizar el pago de la indemnización correspondiente a los trabajadores y tratar de que se abone un monto superior, incluso al que corresponde por ley. Pero más allá de los esfuerzos provinciales para proteger el empleo, hay decisiones de nivel nacional que conspiran contra la industria nacional.

De hecho, aunque no está confirmado, la versión más fuerte es que la empresa inmediatamente empezaría a importar desde Brasil lo mismo que hasta ahora producía en la planta de Tortuguitas. “SKF se va a reconvertir en importadora y perdemos puestos de trabajo. Están transformando el modelo productivo de la Argentina. En 90 años habrá vivido momentos difíciles, pero nunca tomó una decisión como esta”, lamentó Abel Furlán en diálogo con AM 530 este miércoles.

Tanto la seccional local de la UOM, el gremio y como fuentes involucradas en la negociación de la provincia consultadas por este medio, entienden que este es un caso testigo de lo que está ocurriendo en muchas empresas de los parques industriales.

En agosto, el presidente de ADIMRA, Elio Del Re, señaló que “la industria local muestra señales de estancamiento y en niveles productivos muy bajos, a lo que se suman las importaciones con porcentajes históricos récord”. “La apertura indiscriminada promete precios bajos a corto plazo, pero sale caro a futuro”, añadió.

En septiembre, ADIMRA ya detectó que la producción cayó 5,2% interanual y 1,1% respecto de agosto, con un uso de capacidad instalada en su punto más bajo desde junio de 2020, cuando regían las restricciones de la pandemia. Las provincias industriales más afectadas fueron Córdoba y Buenos Aires. Los industriales volvieron a poner el foco en el impacto del modelo de apertura económica, la falta de crédito y la competencia desigual frente a productos importados. “La industria nacional atraviesa niveles productivos muy bajos, casi idénticos a los de 2024. Es una parálisis preocupante”, advirtió nuevamente Del Re.

Un ejemplo resonante similar al camino que tomaría SKF se dio a conocer en Lumilagro, cuando la emblemática fábrica argentina de termos de vidrio y aluminio, que tiene su planta en el Parque Industrial Pilar, anunció su reconversión. Cerca del 60% de los termos pasaron a ser importados. El restante 40% continuó fabricándose en el país. La empresa tuvo que tomar esta difícil decisión, que implicó la destrucción de 130 puestos de trabajo, para evitar el cierre frente al embate de la apertura a las importaciones. “Esto es re-adaptarse o morir”, resumió entonces el gerente comercial, Carlos Bender.