La provincia de Santa Fe perdió más de 2.000 pymes y más de 12.000 puestos de trabajo desde 2023, en medio de un auge histórico de importaciones que desplaza a la producción local y golpea a sectores clave como la línea blanca, el calzado y la maquinaria agrícola. Para Apyme, la recuperación solo será posible si se equilibra la política comercial con una mirada productiva que proteja tanto a las pymes como al empleo.
La provincia de Santa Fe atraviesa uno de los momentos más delicados de su estructura productiva. La apertura acelerada de importaciones sacudió especialmente a las pequeñas y medianas empresas, que no han logrado sostener su actividad frente a una competencia exterior cada vez más agresiva. Según la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas de Santa Fe (Apyme), más de 2.000 compañías, la mayoría de ellas pymes, cerraron sus puertas desde finales de 2023, dejando un vacío productivo difícil de reemplazar. El peso de las importaciones en el PBI alcanzó un 31% en 2025, el nivel más alto en más de dos décadas.
El impacto en las pymes es profundo y directo. Sectores clave como la línea blanca, el calzado, la maquinaria agrícola y los materiales para la construcción registraron aumentos de importaciones que duplican o triplican los niveles de años anteriores. Las empresas señalan que no pueden competir con productos que llegan a precios muy inferiores a los nacionales. Un caso paradigmático fue el de una reconocida firma láctea que importó naves industriales completas desde China, listas para montar y con un coste cuatro veces menor que construirlas en el país. Esta dinámica, según Apyme, deja a muchas empresas familiares sin margen financiero para resistir.
Mientras las pymes cierran, el empleo se resiente. Santa Fe acumula una caída del 2% en el empleo registrado desde noviembre de 2023, con 12.456 despidos confirmados. Las pérdidas golpean sobre todo a los sectores industriales más expuestos a la competencia importada. La línea blanca encabeza la lista con 832 empleos menos, seguida de la maquinaria agrícola (730) y la automotriz (716). En términos relativos, las retracciones más fuertes se observan en la cadena frutihortícola, que perdió más del 22% de sus puestos registrados en menos de un año.

Las grandes empresas también recortan personal, aunque con mayor margen para sostener parte de su actividad. Sin embargo, son las pymes las que más sufren: sus estructuras suelen estar sostenidas por mano de obra calificada que, una vez perdida, resulta difícil de recuperar. El presidente de Apyme Santa Fe, Mario Galizzi, describió la situación con crudeza al asegurar que la apertura de importaciones “está matando” a las pequeñas firmas. Señaló que en la provincia cerraron doce empresas de línea blanca y unas ochenta textiles, mientras otras trabajan apenas al 40% de su capacidad.
La caída del empleo tiene un eco directo en el consumo interno, lo que agrava aún más la situación de las pymes. A medida que se desploman las ventas, la falta de demanda se combina con la competencia externa, dejando a centenares de empresas sin resortes para sostenerse. Apyme remarca que la apertura comercial actual es más profunda y repentina que la ocurrida entre 2016 y 2019, sin herramientas de financiación ni un entorno que permita adaptarse al nuevo escenario. La apreciación del tipo de cambio empuja aún más la entrada de productos importados.
En las cadenas productivas analizadas, las importaciones crecieron entre un 40% y más de un 2.500% según el rubro, con aumentos muy significativos en bienes finales como lavarropas, heladeras, motos, fideos secos, manteca, queso crema o calzado. Este fenómeno desplaza de forma directa la producción santafesina, cuyo tejido industrial depende en gran medida de la actividad manufacturera y agroindustrial. Las importaciones de maquinaria agrícola —tractores, cosechadoras, pulverizadoras— también aumentaron de manera exponencial, afectando a un sector tradicionalmente robusto en la región.
El panorama laboral en Santa Fe se encuentra así en su punto más crítico en años. La pérdida de más de 12.000 empleos y el cierre de 2.020 empresas desde finales de 2023 evidencian un deterioro que no muestra señales de freno. Para Apyme, la recuperación solo será posible si se equilibra la política comercial con una mirada productiva que proteja tanto a las pymes como al empleo. Mientras tanto, el tejido laboral santafesino continúa resintiendo los efectos de una apertura que ha cambiado por completo el mapa industrial de la provincia.




