Un juicio laboral se definió por un «emoji» y terminó con el despido del trabajador

Un empleado, que además había sido activista sindical, notificó a través de Whatsapp sus ausencias. Desde la empresa le respondían con un pulgar arriba y su defensa planteó que se trataba de una convalidación. Sin embargo, el Tribunal de Río Negro consideró una prueba insuficiente. A esto se sumaron otras sanciones y ausencias sin justificación, que terminaron de inclinar la balanza por un despido. Previo a esto, la empleadora consiguió la exclusión de la tutela sindical.

El Superior Tribunal de Justicia de la provincia de Río Negro, emitió un fallo que establece que el uso de «emojis» en las comunicaciones digitales es “muy limitado o relativo” y debe complementarse con otros medios de prueba.

Si bien esta decisión sienta un precedente jurídico sobre las comunicaciones laborales informales, el trabajador además había llegado a acumular un historial de 47 sanciones previas y numerosas faltas injustificadas.

El empleado planteó que sus ausencias en el trabajo estaban justificadas debido a una respuesta de la empresa que consistió en el clásico emoticón del «pulgar hacia arriba» a través de WhatsApp.

Los jueces laborales dejaron que la empresa procediera con el despido del trabajador, que ya llevaba 9 inasistencias, porque consideraron que el uso de emojis no constituye «un signo inequívoco de manifestación de voluntad».

La empresa inició un proceso de exclusión de tutela sindical como paso previo al despido. En una etapa anterior, la Cámara Laboral de Viedma había rechazado la demanda y considerado que la sanción era desproporcionada, al entender que el empleado había recibido conformidad por parte de la empresa a través del emoji en cuestión.

Sin embargo, el fallo fue revisado por el STJ, que analizó en profundidad el alcance de los emoticones o emojis.

El tribunal concluyó que la interpretación de estos símbolos puede fluctuar según el contexto y la percepción del receptor. Esta decisión se basa en el reconocimiento de que la interpretación de los emojis es altamente subjetiva y variable, razón por la cual los jueces resaltaron la necesidad de contar con evidencia adicional sólida en casos judiciales.