Despidos en Georgalos reavivan la crisis en la industria alimenticia

La empresa Georgalos despidió a cinco trabajadores en su planta de San Fernando y suspendió el bono por productividad, lo que generó la intervención del gremio de la alimentación y la paralización de actividades. Mientras busca inversores para expandirse en la región, la compañía enfrenta un conflicto que podría escalar en las próximas semanas.

La reconocida empresa Georgalos, dueña de marcas emblemáticas como Mantecol y Toddy, atraviesa una crisis laboral en su planta de San Fernando, donde se produjeron despidos que provocaron la intervención del Sindicato de Trabajadores de Industrias de la Alimentación (STIA). La compañía aplicó un ajuste que incluyó la eliminación de cinco puestos en el área de chocolates y la suspensión de un bono por productividad, lo que derivó en la paralización total de la actividad en esa sede.

Desde el gremio aseguran que los despidos fueron una represalia por los reclamos de mejores condiciones laborales por parte de los trabajadores. A su vez, denuncian una desigualdad en el pago del bono de productividad, ya que mientras en otras plantas se abonan más de $200.000, en San Fernando se decidió eliminarlo. El STIA ya presentó una denuncia ante el Ministerio de Trabajo de la provincia de Buenos Aires y advirtió que, de no resolverse el conflicto, podrían intensificarse las medidas de fuerza en los próximos meses.

La tensión sindical se da en un contexto de dificultades económicas que afecta a varias alimenticias del país, como Molinos Río de la Plata, SanCor, Tía Maruca y Verónica. En el caso de Georgalos, los despidos coinciden con el proceso de búsqueda de una inyección de capital estimada en 100 millones de dólares, en el que participa el Banco Santander con el objetivo de conseguir inversores o posibles socios estratégicos.

Pese a los rumores de venta de la compañía, Georgalos negó que tenga intenciones de desprenderse de Mantecol, marca que había recuperado hace tres años tras haberla vendido durante la crisis de 2001. Según la empresa, los fondos buscan apuntalar una ambiciosa estrategia de expansión en Latinoamérica, que incluye la modernización de su planta en Río Segundo y el fortalecimiento de sus operaciones en países como Chile, Uruguay y Colombia.

No obstante, la apertura de un conflicto gremial interno plantea interrogantes sobre la viabilidad de ese plan en el corto plazo. Mientras el STIA continúa en estado de alerta y movilización, la empresa deberá decidir si avanza con su proyecto de crecimiento o redefine sus prioridades ante la creciente tensión laboral.