Cada vez es más profunda la grieta entre los trabajadores formales y los trabajadores informales

El aumento de la desigualdad entre trabajadores representa una de las «graves consecuencias» de la pandemia, por lo que el Gobierno deberá incentivar un incremento en los porcentajes de registración, en un contexto en el que además la informalidad le fija un límite a la recuperación mediante el consumo, según un informe privado.

«Los formales gozan desde 2020 del beneficio de la prohibición de los despidos y de negociaciones paritarias semestrales. Como resultado, sufrieron una relativamente baja pérdida de puestos de trabajo y en 2021, por primera vez en tres años, su salario real dejó de caer», sostuvo Analytica Consultora.

A su vez, comparó: «Más de un tercio de la fuerza laboral no accede a ese paraguas protector de las regulaciones por no estar registrado y allí la situación sigue empeorando».

«En los primeros seis meses del año los salarios informales cayeron 9,2% en términos reales», advirtió y apuntó: «Una suerte de `grieta´, un mercado dual, se abre cada vez más en el mundo del trabajo argentino».

En ese sentido, consideró que el Gobierno «está obligado a incentivar que la recuperación en el mercado laboral en los próximos meses incremente los porcentajes de registración».

«En un planteo serio de recomposición de ingresos, debe tenerse en cuenta el panorama del empleo registrado por sector, a fin de contar con una mayor amplitud de la cobertura de las instituciones laborales para reducir el gasto público», resaltó.

La consultora afirmó que «una de las más graves consecuencias de la pandemia es el aumento de la desigualdad entre los trabajadores».

Además, puntualizó: «Es evidente que la informalidad también le fija un límite a la recuperación de la actividad económica vía consumo».

«A menor empleo registrado, menores salarios», enfatizó y manifestó que desde 2016 la caída del poder adquisitivo fue más marcada en sectores fuertemente informales, como el servicio doméstico, los servicios sociales y el comercio.

Más allá de la heterogeneidad, excepto en la pesca y el sector energético, en las otras 14 actividades económicas los trabajadores perdieron poder de compra.

«Como resultado, el consumo privado cerró 2020 un 19% por debajo del nivel de 2016, en una tendencia que aún no parece revertirse en virtud de los últimos datos disponibles», señaló.

En tanto, remarcó que la «grieta salarial» entre formales e informales se vincula directamente con su actividad.

«En el sector servicios, la tasa de formalidad supera al 50% y el salario medio es un 25% más alto que el de la producción de bienes, donde menos del 40% de los trabajadores están registrados», calculó.