
Es el caso del Sindicato del Personal de la Industria Química y Petroquímica (SPIQyP), cuyo acuerdo estipula incrementos mensuales en base al IPC, lo que sostiene el poder adquisitivo de los salarios. La cámara empresaria lo firmó y en gran medida se está pagando igual. El Gobierno decidió no homologarlo para reforzar la presión de un cepo paritario que destruya los ingresos.
Al contrario de su prédica pública libertaria, el Gobierno Nacional viene forzando sus posiciones para intervenir en los acuerdos entre privados. Así ocurre con las paritarias donde el cepo del Gobierno busca disciplinar a los diferentes actores para consolidar una destrucción de los ingresos de los trabajadores de las diferentes actividades.
Eso es lo que ocurre, entre otros, en el caso de los químicos. Es que el Sindicato del Personal de la Industria Química y Petroquímica (SPIQyP), que conduce Facundo Aveiro, firmó su entendimiento salarial con la cámara de la actividad. El acuerdo de químicos prevé ajustes salariales vinculados al IPC del mes anterior, pagaderos cada tres meses, una garantía para sostener el poder de compra de los haberes.
Sin embargo, la Secretaría de Trabajo que hoy está en manos de Julio Cordero se niega a homologarlo y dilata su publicación. Desde el sindicato le exigen a los funcionarios que se respete la voluntad de las partes, tanto sindical como empresarial, y que se garantice la libertad de acordar salarios.

En la práctica, el acuerdo está convalidado, ya que las empresas más grandes y la mayoría deciden pagar los aumentos. El problema surge con algunas compañías que especulan, usando la falta de homologación como excusa para no pagar y terminan perjudicando a sus trabajadores, con el respaldo oficial. No obstante, todas las empresas saben que, a la corta o a la larga, deberán pagar los aumentos acumulados acordados.
El mensaje del Gobierno es claro: si quieren homologar rápidamente los aumentos, deben firmarse acuerdos por debajo de la inflación; si se busca recuperar poder adquisitivo real, la homologación deberá esperar.
De hecho, una rápida mirada comparativa entre el acuerdo por inflación y el cepo paritario del Gobierno deja muy clara la situación. La reciente inflación de agosto fue del 1,9%, en un contexto donde los precios vienen registrando subas de 2,8% en mayo hasta 1,9% el último mes. Tomando como base de aumentos el IPC, los químicos consiguieron una suba de en torno al 9%. Si hubieran adoptado incrementos fijos del 1% mensual, como los que promueve el Gobierno, estarían en una suba de en torno al 5,1%, prácticamente la mitad.