Tierra del Fuego: Sturzenegger celebró la medida, adelantó que se perderán 60.000 empleos y propuso crear «un parque de diversiones» para el turismo

El ministro de Desregulación Federico Sturzenegger, defendió el fin del régimen industrial fueguino, admitió una pérdida masiva de empleos y propuso transformar la isla en un destino turístico global. La respuesta del intendente de Río Grande, Martín Pérez, no se hizo esperar: «Lugares con gran belleza natural como Oregon también tienen industria y puertos repletos de containers. […] El arancel de 16% es una protección moderada a la industria, sino pregúntele al ídolo del presidente Milei, Donald Trump.»

En un mensaje a través de X (ex Twitter), el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, celebró este miércoles la reducción de la protección arancelaria a los productos electrónicos fabricados en Tierra del Fuego. Lejos de esquivar el costo social de la medida, admitió que podría provocar la pérdida neta de unos 60.000 empleos y propuso, a cambio, orientar la provincia al turismo y convertir la isla en “un parque de diversiones mundial”.

Según Sturzenegger, aunque se pierdan puestos de trabajo en la isla, la baja en los precios de productos electrónicos permitirá a los argentinos gastar ese “dinero extra” en otros rubros, generando nuevos empleos, supuestamente más eficientes. “El ensamblaje es una actividad de poca mano de obra intensiva”, afirmó, y sostuvo que la industria fueguina no logra converger en productividad por culpa de la protección estatal.

La reflexión que más indignación provocó fue la que planteaba un cambio radical en el modelo económico de la provincia: “Tierra del Fuego podría ser Nueva Zelandia (sic). […] Debería ser un parque de diversiones mundial que reciba millones de turistas al año. […] Y qué hacemos: le degradamos el paisaje con galpones industriales. Es como si a los norteamericanos se les hubiera ocurrido hacer un parque industrial en Yosemite o Yellowstone”, escribió el ministro.

La respuesta desde la isla no se hizo esperar. El intendente de Río Grande, Martín Pérez, le contestó directamente en X con dureza:
“Ministro, Tierra del Fuego ya tiene un parque nacional que es la envidia del mundo, le informo sobre su nombre: Parque Nacional Lapataia. Si alguien quiere construir un parque de diversiones en Tierra del Fuego, bienvenido. Puertas abiertas a la inversión privada. Pero, mal que le pese a los porteños, Tierra del Fuego NO es ni va a ser un parque de diversiones.”

Pérez reivindicó la complejidad y soberanía del territorio fueguino:
“La nuestra es una provincia de más de 200.000 habitantes que incluye a la Antártida argentina y a las islas Malvinas. […] ¿Por qué tenemos que elegir turismo o industria? ¿O industria o recursos naturales? Tierra del Fuego apuesta a más turismo, más explotación de recursos naturales y también a MÁS INDUSTRIA.”

Además, cuestionó la comparación del ministro con otras regiones del mundo y defendió la vigencia del arancel industrial:
“Veo que le gustan las comparaciones. Especialmente las falaces. Lugares con gran belleza natural como Oregon también tienen industria y puertos repletos de containers. […] El arancel de 16% es una protección moderada a la industria, sino pregúntele al ídolo del presidente Milei, Donald Trump.”

Finalmente, cerró su mensaje con una crítica contundente al modelo libertario:
“Usted quiere que Tierra del Fuego sea parque de diversiones: La Libertad Avanza se divierte, mientras los fueguinos pierden el empleo. Vamos a pelear hasta el final por nuestros intereses, que son en definitiva los de tener un PAÍS en progreso, no una gran zona franca para que usted pueda escribir un paper y creer que se luce en algún lado del hemisferio norte. Conozca Tierra del Fuego, después hable.”

Mientras tanto, la tensión social y política sigue en aumento en la provincia. Este mismo miércoles, la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) llevó adelante un paro total en las fábricas de Ushuaia, en rechazo a la misma medida. El conflicto entre Nación y Tierra del Fuego promete escalar si no se abren canales de diálogo, y el impacto podría extenderse más allá de la frontera patagónica.