Tensión laboral tras el cierre del Frigorífico Beccar y el traslado de personal a Granja Tres Arroyos

El cierre del Frigorífico Beccar y el traslado repentino de su personal a Granja Tres Arroyos generó desconcierto. El Sindicato de Alimentación STIA reclamó por falta de comunicación de la empresa y expresó su preocupación por las nuevas condiciones laborales que ejercen mucha presión sobre los empleados recién llegados.

El reciente cierre del Frigorífico Beccar continúa generando repercusiones entre los trabajadores del sector alimentario. Parte del personal fue trasladado para cubrir vacantes derivadas de los 400 despidos de la planta La China, perteneciente a Granja Tres Arroyos, en Tres Arroyos. Sin embargo, el proceso se desarrolla en un clima de malestar y preocupación.

Miguel Klenner, secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (STIA) del Departamento Uruguay, denunció una falta de comunicación clara y condiciones laborales difíciles desde que el traslado se hizo efectivo el pasado 1 de diciembre. Según explicó, los empleados de Beccar recibieron la noticia de forma repentina y sin información oficial precisa. “Nos enteramos como si fuéramos parte de una telenovela”, afirmó, en referencia a que muchos trabajadores conocieron la medida mediante rumores o informaciones difundidas por los medios.

Klenner subrayó que la adaptación a la planta de Granja Tres Arroyos está siendo complicada. Describió el ritmo de trabajo como mucho más exigente que en Beccar, comparándolo con “correr en Fórmula 1” y el cambio generó preocupación tanto por el rendimiento como por el bienestar de los empleados.

Tensión laboral tras el cierre del Frigorífico Beccar y el traslado de personal a Granja Tres Arroyos

Además, señaló que el personal se siente presionado a aceptar el traslado como única alternativa para conservar su puesto. “La única solución que se les ofrece es mudarse a la nueva planta si quieren seguir trabajando”, denunció el dirigente sindical.

La relación entre el sindicato y la empresa quedó deteriorada por la ausencia de instancias de diálogo. Aunque STIA comparte intereses con el sindicato de la carne, Klenner lamentó que no se hayan producido avances significativos para afrontar la problemática de forma conjunta.

A ello se suma la preocupación económica de los trabajadores, muchos de los cuales arrastran retrasos en los pagos y promesas incumplidas, situación que agrava el impacto del traslado en sus vidas familiares.

Klenner finalizó su intervención instando a la empresa a respetar los compromisos asumidos y a garantizar condiciones dignas para sus trabajadores. “La fuente de trabajo es vital y debe ser protegida”, remarcó, subrayando la necesidad urgente de recuperar la confianza y asegurar estabilidad en un contexto laboral ya de por sí incierto.