Temor por el cierre de una fábrica de tubos de GNC

Ayer, en la Delegación Regional del Ministerio de Trabajo, volvieron a reunirse los representantes de Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (Smata) Olavarría (Javier Ayala y Hernán Kolman) con el integrante del directorio de Cidegas, Mauro Jesús Catalano.

Pese a la extensa reunión, que duró poco más de una hora, la solución no llegó y el conflicto continúa. Cidegas, firma de capitales provenientes de República Checa, viene desde hace alrededor de dos años en conflicto, sucediéndose los momentos de crisis en forma periódica, ya que se atrasa permanentemente en el pago de haberes de sus 39 trabajadores.

La empresa ubicada en el Parque Industrial Olavarría (PIO) va abonando los haberes siempre con demora, y también tiene un incumplimiento de pago con la ART, por lo que sería un tremendo riesgo que los operarios estén dentro de la empresa trabajando y ocurra un accidente.

Seguramente tampoco estará la solución el 6 de noviembre cuando se lleve a cabo una nueva audiencia, salvo que desde República Checa envíen el dinero para saldar las deudas con sus trabajadores y con la ART. Mientras tanto, los empleados de Cidegas continúan apostados frente a la planta, hace 15 días en señal de protesta, obviamente.

Es que además de no recibir el correspondiente aporte económico, que pertenece a sus haberes, tampoco hay una señal desde Cidegas para reconvertirse como empresa luego de la promesa que hace unos meses realizaron los propietarios, que llegaron especialmente desde República Checa para paliar la situación y hablar con sus empleados.

Los empleados de Cidegas continuaron trabajando y poniendo el hombro, pero la reconversión de la empresa nunca llegó. Se sabe que la producción de tubos de gas natural comprimido (GNC) ha bajado notablemente en el país, por lo que se buscaba -y aparentemente estaba- otra alternativa para trabajar y producir desde la planta olavarriense, pero esa posibilidad nunca se concretó porque desde el directorio nunca se informó nada al respecto. Y a este paso, la nula comunicación hace que esa reconversión no llegue nunca.

A este grave problema para los trabajadores se sumó que en la planta apareció un móvil con tres efectivos de la comisaría Segunda que habían ido a interiorizarse sobre cómo continuaría el plan de lucha sindical, tomando nota de absolutamente todo y comunicándose con sus superiores.