La industria frigorífica, en jaque por la recesión, el permiso de exportar ganado a pie y las importaciones

La industria frigorífica suma despidos en Santa Fe, Buenos Aires, Córdoba, La Pampa, con plantas que trabajan a media máquina, salarios adeudados y quiebras históricas. Los gremios advierten que, pese a las medidas paliativas de algunos gobiernos provinciales, la caída del consumo interno, las importaciones baratas y cambios en la política de exportación profundizan la crisis y ponen en riesgo miles de empleos.

La industria frigorífica atraviesa una de sus peores crisis en los últimos años, con suspensiones, despidos masivos y plantas que operan a media máquina. En la provincia de Santa Fe, epicentro del sector, ya se confirmaron más de un centenar de cesantías en pocas semanas, lo que generó un fuerte reclamo gremial en defensa de los puestos de trabajo.

En el frigorífico Europlus (ex Euro) de Villa Gobernador Gálvez, los trabajadores enfrentan dos tandas de despidos: seis a mediados de año y otros 46 a fines de septiembre. El caso se hizo conocido porque hubo despidos por Whatsapp. “La empresa propuso pagar entre un 25% y un 40% de la indemnización, algo inaceptable”, denunció Walter Navarro, delegado sindical.

La tensión llevó al Sindicato de la Carne a anunciar medidas de fuerza, aunque las mismas quedaron en suspenso tras la intervención del Ministerio de Trabajo, que dictó una conciliación obligatoria por siete días. El próximo lunes se realizará una nueva audiencia para intentar destrabar el conflicto.

En el frigorífico Swift, ubicado en Rosario, se contabilizan alrededor de 80 despidos.

Otro tanto ocurrió en el último mes en la provincia de Buenos Aires. En el frigorífico Viñuela ubicado en Bahí Blanca ya le deben de 4 a 5 meses de sueldo a sus 55 trabajadores.

El frigorífico Anselmo, con más de 90 años de historia en Tres Arroyos, presentó la quiebra y dejó en vilo a más de un centenar de trabajadores directos e indirectos. Su derrumbe arrastra también a proveedores, transportistas, comercios y servicios de la ciudad bonaerense que dependían de su actividad y golpea de lleno a la economía local.

Antes, el Frigorífico San Telmo (ex-Sadowa), en Mar del Plata, despidió a 56 trabajadores y el Frigorífico Devesa, de Azul, que había sido galardonado por la calidad de su carne a nivel mundial, cesanteó a 100 personas. 

En agosto empresarios pampeanos advertían que sólo en esa provincia había 2000 puestos de trabajo en riesgo.

En la provincia de Córdoba, también a fines de septiembre, el frigorifico Chesi anunció su cierre con el despido de 23 empleados y el pago del 50% de las indemnizaciones.

Dirigentes gremiales aseguran que los problemas de fondo están relacionados con la fuerte caída del consumo interno de carne, a lo que se suma la presión de importaciones a bajo costo, que golpean directamente la producción nacional.

Además, en febrero, el Gobierno Nacional, a través del Decreto 133/25, eliminó la prohibición de exportar ganado en pie que estaba vigente desde 1973, y que obligaba a procesar la materia prima en el país, con el objetivo de generar valor agregado, más puestos de trabajo, subproductos como el cuero y las menudencias y mejores precios de exportación.

La crisis se refleja en que muchas plantas del sector apenas logran trabajar al 50 o 60% de su capacidad operativa, lo que pone en riesgo la continuidad de cientos de empleos.

“El sector frigorífico fue históricamente motor de desarrollo para la Argentina. Hoy necesitamos un debate urgente sobre políticas que protejan la producción nacional y el derecho al trabajo”, señalaron desde el sindicato.