
El referente de una porción de los Químicos, Fabián Hermoso, se mostró en el asado de Ezeiza con varios de los principales apuntados a conducir la CGT. Tras su traspié judicial y con la obra social envuelta en una crisis profunda, busca cobijo político y sindical. A Dante Camaño, por su parte, lo rebotaron. Le facturaron la interna con Barrionuevo.
El asado del pasado miércoles que convocó el sector mayoritario de la CGT en el camping de Ezeiza del Sindicato de Empleados Textiles de la Industria y Afines (SETIA), tuvo varios condimentos. Hubo algunos que no se saludaron fruto de las rispideces que dejaron los cierres de listas del PJ entre ganadores y perdedores, pero el plato fuerte fue el retorno a la vida pública de algunos que estuvieron «guardados» o que necesitan un espaldarazo por sus situaciones internas/judiciales.
Uno de ellos fue Fabián Hermoso, el líder de la Federación Argentina de Trabajadores de Industrias Químicas y Petroquímicas (Fatiqyp). El dirigente, que busca el retorno a la primera plana cegetista explorando la vía diplomática de Gerardo Martínez, se mostró con varios gremialistas y difundió foto del encuentro.
Hermoso viene de un pasado al menos sinuoso. Su cercanía con el macrismo lo dejó golpeado a la interna y luego su paso por prisión acusado de liderar una banda criminal que se dedicaba a extorsionar a empresas y trabajadores de la zona sur del Conurbano a quienes les exigían pagos semanales de dinero, lo marginó de los primeros planos.
Ahora, busca recuperar terreno, aunque está acosado por la delicadísima situación de la obra social sindical y las denuncias que también apuntan en su contra por los balances de la institución de salud. Para ello se acerca a varios que tienen aspiraciones de subir el perfil en la interna cegetista. Es una especie de atajo.

Otro viejo conocido que estuvo de vuelta fue Dante Camaño, el ahora archienemigo de Luis Barrionuevo. El sindicalista gastronómico, de buena llegada a los libertarios, trató de usar el encuentro de trampolín para tallar en el debate nacional.
Sin embargo, corrió otra suerte. Cuando llegó al ingreso bajó la orden y le prohibieron el ingreso al encuentro. El que habría dado la señal de stop habría sido el propio Martínez atento a evitar una señal que podría disgustar a Barrionuevo y a su tropa en un momento delicado de Azopardo.
El gesto fue retribuido por el propio Barrionuevo que envió a sus gremios aliados a la reunión de Consejo Directivo realizada el día posterior. Barrionuevo y Camaño mantienen una ya vieja diferencia política, sindical y judicial que más allá de los fallos judiciales, todavía se mantiene viva.