El 17 de octubre, una demostración de poder que dejó a la CGT al borde de la disolución
La ansiedad del peronismo por retomar el protagonismo callejero convirtió a este 17 de octubre en un evento histórico. Multitudinario, festivo, repleto de iconografía y federal. La primera impresión sobre la jornada confirma que la idea, que tuvo su epicentro en Azopardo, fue un acierto partidario que tuvo a la CGT como vórtice. Sin embargo, como suele pasar en los últimos años con cada pleno cegetista, se terminó convirtiendo en un boomerang que potenció las internas y que, incluso, podría dejarla sin chances de seguir funcionando normalmente en el corto o mediano plazo. Toda una suerte de castigo autoinflingido que opaca el éxito.Los festejos del 17 comenzaron el 16. Esa tarde Luis Barrionuevo confirmaba la distancia definitiva de Héctor Daer y conducía una especie de refundación de lo q...