
Los titulares de las uniones industriales (UIA) de Chaco, Salta y La Rioja advirtieron sobre el cierre de fábricas, pérdida de empleo y caída del consumo. Denunciaron falta de crédito, de políticas productivas y un Gobierno “sin rumbo claro”. “Cada vez hay menos clientes y los que quedan compran menos”, sintetizó el empresario chaqueño Aldo Kastón.
La crisis industrial golpea con fuerza en el norte argentino. Los representantes de la Unión Industrial Argentina (UIA) en Chaco, Salta y La Rioja coincidieron en que el panorama productivo atraviesa su momento más delicado de los últimos años, con caída sostenida de la actividad, despidos silenciosos y fábricas paralizadas. “Estamos en un momento súper crítico”, resumió Eduardo Gómez Naar, titular de la UIA salteña, mientras su par riojano, Juan Carlos Serrano, advirtió que “lo peor aún no llegó”.
Desde el Chaco, Aldo Kastón, presidente de la UIA provincial, describió un escenario de pérdida de clientes y recesión prolongada. “Cada vez hay menos clientes y los que quedan compran menos. El famoso rebote del que todos hablaban nunca llegó”, aseguró. En declaraciones a CiudadTV, el dirigente cuestionó la falta de un plan económico claro y advirtió que las pymes “siguen asfixiadas por la presión impositiva mientras compiten con productos importados a precios imposibles”. Además, criticó la paralización de la obra pública, que, según dijo, dejó “sin oxígeno” a numerosas empresas proveedoras.

En una línea similar, el presidente de la UIA de Salta, Eduardo Gómez Naar, señaló que “los consumos han caído fuertemente y los precios están deprimidos”. Subrayó que la provincia tiene enorme potencial en agricultura y minería, pero lamentó que la falta de crédito e infraestructura frene cualquier posibilidad de desarrollo. “No tenemos tren, las rutas están en mal estado, la logística es un obstáculo y no hay inversiones. Nuestra provincia es rica, pero no se capitaliza”, sostuvo en diálogo con El Tribuno. A su juicio, la crisis se profundizó en los últimos meses y “todas las empresas están complicadas por el corte en la cadena de pagos y el aumento del desempleo”.

Por su parte, Juan Carlos Serrano, vicepresidente de la Unión de Industrias Riojanas (UNIR), planteó un diagnóstico preocupante sobre el futuro inmediato. “El Gobierno redobló su apuesta por un modelo económico excluyente, sin señales de modificación. Hay una pérdida progresiva de puestos de trabajo, constante y silenciosa”, señaló en declaraciones a Radio y Televisión Riojana. Según explicó, la reducción de personal se da de forma gradual: “En una semana se van tres o cuatro personas; si contás 30 semanas así, son más de 250 empleos perdidos”.
El empresario riojano sostuvo además que las industrias ya no pueden sostener sus estructuras sin una reactivación del mercado interno o líneas de crédito productivo. “Uno tiene que mirar a su gente y decirle que no tiene trabajo para darle, no porque hizo algo mal, sino porque el contexto no lo permite”, lamentó. Serrano alertó que las proyecciones para después de las elecciones legislativas del 26 de octubre anticipan una recesión más profunda y un repunte de la inflación. “Si eso se cumple, la industria nacional tendrá que enfrentar tiempos aún más duros”, concluyó.

Mientras tanto, la conducción nacional de la UIA intenta contener el malestar regional. Hace un mes, la entidad presentó su “Decálogo del nuevo contrato productivo”, un documento con propuestas para un desarrollo federal y sostenido. Sin embargo, entre las bases prevalece el escepticismo. Como resumió Kastón, “no vemos señales de mejora ni un plan para que la industria vuelva a crecer; estamos regalando un país que sigue siendo rico, pero del que se están llevando todo”.