Máxima tensión en cumbre cegetista por la propuesta de levantar el paro

Que las posiciones en la CGT son de los más dispares, no es novedad. Que cuesta llegar a un punto de acuerdo con posturas tan variopintas que conviven en el edificio de Azopardo, tampoco. Por eso no sorprendió que una medida que fuerza que viene promoviéndose en los diferentes espacios de discusión de la central obrera desde septiembre de 2016, recién pueda anunciarse para abril de 2017.

Pero la convocatoria al paro general no calmó las aguas cegetistas, más bien todo lo contrario. A pesar del cónclave que selló la fecha de la primera huelga general a la gestión de Mauricio Macri, todavía hay internas en la central obrera sobre cuál es el camino a recorrer. Incluso hay quienes todavía apuestan por levantar la medida de fuerza que ya está en marcha.

De hecho ayer mismo en un conocido restaurante de Puerto Madero hubo un almuerzo entre dirigentes de fuste que terminó con tensos cruces de alto voltaje, que surgieron con el planteamiento de volver a posponer la medida de fuerza. Una especie de disputa entre halcones y palomas, que se venía sosteniendo subterráneamente pero que cada vez queda más en evidencia.

De la cumbre informal participaron Juan Carlos Schmid, Abel Frutos, Rodolfo Daer, Jorge Sola, Marcelos Aparicio y representantes de Comercio, Uocra y municipales porteños, entre otros. Allí los sindicalistas pusieron sobre la mesa sus diferencias tácticas y estratégicas y, entre discusiones acaloradas y gritos, trataron de saldarlas.

Aunque no hubo una resolución concreta y la medida todavía está en vigencia, el encuentro dejó clara la grieta que separa a los cegetistas en un contexto de debilidad tras el final con escándalo de la marcha del 7 de marzo y con el Ministerio de Trabajo activando las actuaciones del sector del «Momo» Venegas para impugnar el triunvirato.

De hecho, según pudo saber InfoGremiales, ayer mismo notificaron a la CGT un traslado por la presentación del sector de Venegas para anular el congreso que reunificó la central el año pasado.

Lo que sí tiene consenso por estas horas es que la medida de fuerza tiene que ser contundente o no tiene que ser. En caso de que el Gobierno logre erosionar el paro y algunos alfiles empiecen a bajarse, sería muy perjudicial para la central en su conjunto demostrar que no tiene capacidad de daño o que es muy limitada.

Tras los cruces entre los dirigentes, que prometen continuar, el principal garante hoy de la huelga es el macrismo que no parece propenso a hacer ningún gesto que pudiera descomprimir la situación. Incluso los más deseosos de levantar la medida de fuerza esperan alguna señal que les permita plantarse con mayores argumentos ante sus pares y sus bases, cosa que no ocurre y empiezan a resignarse.