El extitular del sindicato gastronómico porteño Dante Camaño calificó la reforma laboral del Gobierno como “moderna” y sostuvo que muchos de sus cambios “ya los produjo la realidad”, defendió las limitaciones a las cuotas solidarias y afirmó que la reforma es necesaria por la crisis, aunque advirtió que por sí sola no generará más empleo sin inversión y producción. Sospechan que busca acercarse al Gobierno porque está por salir el desalojo.
El que fuera el secretario general de la seccional porteña del sindicato gastronómico (UTHGRA), Dante Camaño, expresó su respaldo público a la reforma laboral enviada por el Gobierno al Congreso y se desmarcó así de la postura de rechazo impulsada por la CGT, central sindical que convocó a una movilización en Plaza de Mayo para este jueves en rechazo a la iniciativa oficial. Sospechan que es un guiño al Gobierno en medio de un complejo panorama que tiene con un desalojo inminente.
Camaño calificó la propuesta del Ejecutivo de Javier Milei como una reforma “moderna” y sostuvo que muchos de los cambios que incorpora “ya los produjo la realidad y es algo obvio en un país donde más de la mitad de los trabajadores están en negro”. De este modo, el dirigente marcó una clara distancia con la conducción cegetista, de la que su gremio forma parte, al considerar que el proyecto responde a transformaciones que ya se viven cotidianamente en el mundo del trabajo.
El sindicalista que todavía ocupa el edificio del gremio y sigue enfrentado desde hace años con el líder nacional de los gastronómicos, Luis Barrionuevo, también manifestó su acuerdo con uno de los puntos más controvertidos de la reforma: las fuertes limitaciones al cobro de las denominadas “cuotas solidarias” que los sindicatos aplican a trabajadores afiliados y no afiliados. Al respecto, en lo que parece la búsqueda del aval del Gobierno en su pelea personal, señaló: “Estoy muy de acuerdo, pero en las cuotas de los afiliados. Los que voluntariamente se afilien van a seguir igual porque reciben del gremio muchísimas cosas”, y agregó: “Que se afilie el que quiera y por la cuota que se le ocurra pagar. No se puede hacer de prepo”.
En un tono crítico hacia el funcionamiento del sistema sindical, Camaño sostuvo que “acá hay que operar y todos lo sabemos, porque el sistema está enfermo, pero el problema es si operamos bien u operamos a los cuchillazos”, en referencia a la necesidad de cambios profundos pero ordenados.
El dirigente también relativizó los cuestionamientos de otros gremialistas a aspectos puntuales de la reforma, como el fraccionamiento de las vacaciones. Según explicó, “hay cambios que ya los produjo la realidad”. “Antes se tenían 21 o 30 días de vacaciones y el trabajador se tomaba todos los días seguidos porque era la costumbre. Pero hoy la gente ya no se toma esas vacaciones largas”, afirmó, y ejemplificó con la experiencia de los hoteles sindicales: “El 95% de los pedidos de alojamiento de los trabajadores son de una semana; el tiempo mismo cambia la historia”.
Una mirada similar expresó sobre la reformulación de la jornada laboral y la creación del banco de horas, otro de los ejes polémicos del proyecto. “Esa propuesta en el caso de los gastronómicos ya existe. La reforma ya fue hecha, la hace la gente, los propios trabajadores la están haciendo”, explicó, y añadió que sindicatos y empresarios ya la aceptan “porque es el curso natural de las cosas”. Para Camaño, plantear este punto como un conflicto “es una estupidez”.
En sus declaraciones, realizadas durante el acto en el que asumió al frente de una facción disidente de la UTHGRA porteña, el dirigente insistió en que la reforma laboral resulta “necesaria frente a la gravedad de la crisis” y volvió a subrayar el contexto de informalidad y desempleo: “Es algo obvio en un país donde más de la mitad de los trabajadores están en negro, donde hay millones de desocupados y donde el empleo público es mayoría”.
No obstante, Camaño introdujo un matiz y advirtió que los cambios en la legislación laboral, por sí solos, no alcanzarán para generar nuevos puestos de trabajo. “Si creemos que solamente la reforma laboral va a generar nuevos puestos de trabajo estamos muy equivocados”, afirmó. A su entender, la iniciativa puede “mejorar algunas cuestiones”, pero el empleo solo crecerá con “mayor producción y mayor inversión empresaria”, factores que —según remarcó— no dependen exclusivamente de modificaciones como el fraccionamiento de las vacaciones.




