Trabajadores de ILVA lanzan una colecta solidaria tras 83 días de acampe sin salarios ni indemnizaciones

Tras 83 días de acampe sin cobrar salarios ni indemnizaciones, los 300 despedidos de ILVA lanzaron una colecta solidaria para sostener el reclamo. En medio de la crisis, recibieron el respaldo de la CGT con la visita del recientemente electo cosecretario general, Cristian Jerónimo: «La CGT tiene que estar presente acá, donde lo necesitan los laburantes».

Los 300 trabajadores despedidos de la fábrica de cerámicas ILVA cumplen 83 días de acampe frente a la planta cerrada en el Parque Industrial de Pilar, en medio de una situación económica límite: llevan casi tres meses sin cobrar sus salarios y aún no recibieron las indemnizaciones que les corresponden. Mientras el conflicto se extiende sin señales de resolución por parte de la empresa, los empleados aseguran que “el tiempo es tirano para los que no tenemos la espalda o el capital con el que sí cuentan los empresarios”.

Ante la falta total de ingresos y la creciente necesidad de cubrir gastos básicos, los trabajadores anunciaron la creación de un “fondo de lucha” destinado a recibir colaboraciones económicas. Según explicaron, a lo largo de cada día surgen necesidades que “solo pueden resolverse de manera económica”, motivo por el cual apelaron a la solidaridad de la comunidad y de otros sectores del movimiento obrero.

Para canalizar las donaciones, difundieron un alias de Mercado Pago: despedidos.ilva, a nombre de Jesica Florencia Pereyra, esposa de Cristian Manrique, uno de los empleados con mayor antigüedad dentro de la firma. Manrique fue elegido por sus compañeros para administrar los aportes, en un gesto colectivo de organización y confianza.

En paralelo al lanzamiento de la colecta, este miércoles los trabajadores recibieron una muestra de apoyo sindical. El cosecretario general de la CGT, Cristian Jerónimo, se acercó al acampe para respaldar a los despedidos y llevarles la solidaridad de la central obrera. Allí afirmó: “La CGT tiene que estar presente acá, donde lo necesitan los laburantes”, en un gesto que los trabajadores valoraron como un impulso anímico en medio de la incertidumbre.

El conflicto en ILVA continúa sin definiciones mientras los empleados sostienen el acampe, reclamando por sus derechos laborales y exigiendo una respuesta de la empresa. Con la colecta solidaria y el acompañamiento gremial, buscan resistir una situación económica que se torna cada día más insostenible.