Salud, Dinero y Amor

Por Alejandro “El Gitano” Ulloa @gitanoulloa*

ARGENTOS:
Resistir como en Palestina,
Luchar como en Colombia y
Votar como en Chile
Grafiti en la Línea B del Subte

Vacunas, laburo y que nos dejen ser felices. Parece tan simple, pero resulta tan complejo que parece utópico lograrlo. Entramos en nueve días que deben servir como una breve pausa para pensar la vida que nos espera, generaciones hacia arriba y hacia abajo en las familias de los trabajadores.

Si el lector lo acepta, es una cuestión de Infogremiales. El nombre indica la pertenencia a un determinado lado de esa grieta permanente de una sociedad injusta que en su esencia misma obliga a definir dónde cada trabajador se ubica en el tironeo de la frazada corta de la distribución de la riqueza. Acompañemos responsablemente el dolor que sufren más de 70.000 personas que perdieron seres queridos. Sus padres, sus abuelos, su madre, sus nietos, ni siquiera se pudieron despedir en el momento y mirar por última vez a la cara a las personas que amaron.

El DNU emitido por el Gobierno Nacional establece un aislamiento estricto desde la cero hora de este sábado hasta el próximo 30 de mayo con el propósito de mitigar la expansión de la pandemia en un momento «crítico». Sectores como indumentaria, textiles, cuero, calzado, electrónica, electrodomésticos, muebles, vehículos, trabajadores independientes, gastronomía, turismo, transporte, industrias culturales, actividades deportivas, kioscos, panaderías, heladerías y estaciones de servicio se suman al programa de asistencia elaborado por el Gobierno, que llega a 1,4 millones de personas. No hay dolor más grande que levantarse sin tener asegurada la comida con techo y abrigo. No hay nada peor para un trabajador que saber que está sin trabajo y que, a fin de mes, no va a contar con un sueldo para alquilar y proveer a su familia.

Si llegamos a tener más conocimientos de la política, capaz que no hacemos nada por miedo a lo que vendrá. Tenemos la suerte, ganada en base a convicciones y heroicas luchas defensivas de no participar del odioso ránking de países donde se violan los derechos humanos de los trabajadores como consecuencia de sus actividades sindicales. Bangladesh, Brasil, Colombia, Egipto, Honduras, India llaman la atención del mundo porque dichas violaciones afectan a millones de trabajadores y trabajadoras. No estamos joya, pero no somos lo peor.

Como todo lector de este mensaje, hay un interés en la política para ver hacia dónde vamos. Para elegir algún ejemplo cercano miremos el paradigma de un sindicalista que se mete en política. Le dicen Lula. El ex presidente de Brasil expresó en un reciente discurso en el sindicato de los metalúrgicos el 10 de marzo de 2021: “Quería decirles que nací políticamente en este sindicato. En 1969, cuando trabajaba en la Villares, me hice delegado de base de este sindicato. En 1972, me convertí en primer secretario del sindicato y encargado de la seguridad social. Me encargaba de cuidar a los viejecitos. En 1975, fui designado presidente. En 1978, hicimos las primeras huelgas que se convocaban desde las que se hicieran en Osasco y Contagem, allá por el año 1968. La historia que sigue la conocen bien.”

Lula, como Tosco o Piccinini, como Moyano o incluso Daer, como todos los militantes laborales que se hicieron de abajo, fue parte de un movimiento que creció creando conciencia porque como salió desde abajo, creció en forma subterránea y no se avivaron de su fuerza hasta que fue tarde. Eso ayudó a fortalecer a los integrantes del movimiento y les permitió ganar el respeto de la gente. Cuando hay reivindicaciones reales se logra cambiar la incredulidad de la gente respecto de los dirigentes. La gente necesita ver hechos concretos, reivindicaciones concretas para otorgar representatividad, más allá de errores políticos, que los adivina y a veces los perdona. Los medios se encarnizan con los gremialistas, crean monstruos con sus mentiras permanentes y te terminan convenciendo que TODOS los sindicalistas y políticos son corruptos, traidores y tiran para su bolsillo exclusivamente. Nada más falso.

No se trata de afiches, volantes o de segundos de televisión en el prime time: prima el sentimiento de la gente, que separa muy bien los sentimientos de la realidad. El voto en el país, el sindicato o la empresa hay que bancarlo con hechos concretos o te bajan del pedestal. Los intereses, nuestros derechos y lo que se consigue en la consideración de la gente no se logra con la cadena nacional.

La vacunación se cocina a fuego demasiado lento para la angustia de los millones que no vamos a Miami por el pinchazo. Mientras tanto, la necesidad tiene cara de hereje y lleva a miles de desesperados a salir a calles rutas y barriadas populares a pedir por lo que necesitan y consideran que merecen: La Marcha provincial por Salarios Dignos, una movilización a pie desde La Quiaca y desde El Talar hasta San Salvador de Jujuy de los municipales del SEOM Jujuy, que demandan el pase a planta permanente y salarios dignos, fue suspendida luego de varios días de caminata por la situación epidemiológica actual y los anuncios a nivel nacional y provincial. Aseguraron además que “la lucha por el pase a Planta Permanente y desprecarización continuará hasta que el último trabajador y trabajadora municipal de toda la provincia cobre un salario digno y acorde a las necesidades económicas actuales”. Similares medidas tomaron grupos de reclamantes de todo el país.

Otra vez Lula en su discurso: “El movimiento más importante fue la toma de conciencia de que, a través del sindicato, no conseguiría resolver los problemas del país. Podría, a lo sumo, conseguir alguna conquista dentro de la fábrica, pero era una lucha muy economicista. Es el cuento de que hoy ganás una cosa y mañana la perdés con la inflación. Entonces resolví que era necesario entrar en política y construir una conciencia política en el país. Siempre digo que soy, en la política, el resultado de la toma de conciencia política de la clase trabajadora brasileña. En el momento en que evolucionó la clase trabajadora, fue el momento en que yo evolucioné.”

Anarquistas, marxistas y peronistas del común intuyeron desde siempre que los principios no se venden, que el todo es más que la suma de las partes. Esa discusión ha llevado a codificar grupos de ideas asociados de acuerdo al sujeto de la preferencia en cuestión. Cuestiones de género y disidencias, Pueblos originarios, Derechos humanos, Víctimas de trata, Ciudadanos, Inquilinos, Cuerpos gestantes, Ecologistas, pasan sin jerarquías a ser parte del discurso y constituyen al tiempo un recurso para soslayar la cuestión de clase de los trabajadores y los oprimidos y formar una masa informe (y a veces deforme) de reclamos sin ninguna jerarquía.

Las fuerzas vivas de la sociedad han abandonado la “lucha de clases” para enfocarse en la lucha por los derechos de las minorías, la conquista de derechos necesarios por sectores marginados ha dejado de lado la conquista de derechos universales. La realidad reclama otra cosa. Se avanza por donde se puede. Hay quienes prefieren interpretarla desde una lógica del poder. El relato señala: “Avanza la lucha de las mujeres”. Un feminicidio cada 26 horas; “Volteamos el neoliberalismo”. Deuda externa condicionante; “Enfrentamos a las corporaciones”. Te festejan infectados en vivo por TV; Expropiación de Vicentín. Justicia clasista a medida de las patronales; Decreto de prohibición de despidos. Los “miserables” echan gente. “Hidrovía”. Minga de nacionalizar.

Tener el gobierno, incluso porciones grandes de poder, no es ejercer el poder. Para participar en política hay que darse una vuelta por el viejo concepto de la relación de fuerzas entre las clases y quiénes son los que juegan en los alineamientos del poder. “Círculo rojo”, “Factores de Poder”, “Fuerzas Vivas”, son conceptos resignificados según la escala política de que se trate.

El árbol de la coyuntura no debe hacer que perdamos de vista el bosque de lo que se viene. El acuerdo con los acreedores privados por la deuda externa fue una epifanía de las bondades de ser argentino que nos entretuvo por un par de días al futuro. En el relato épico todo parece conveniente. Todos nos apoyan moralmente. Pero otra vez Martín Guzmán fue a rendir examen ante las autoridades financieras internacionales y para que no lo bocharan parece haber realizado concesiones que pueden no gustarnos, como la tarifa de la electricidad.

Espantar inversores o acreedores parece fácil con un programa que mencione malas palabras como gasto fiscal, nacionalizaciones o salarios sobre la inflación. En poco tiempo caducarán las concesiones de las grandes hidroeléctricas, que piden volver al regazo estatal para que se haga la luz. Fueron construidas con “la nuestra”, y desde hace más de tres décadas están en poder de los privados, casi todos extranjeros, que se la llevan sin esfuerzo y sin gastos porque es poco el personal que demandan esas usinas, y las inversiones en mantenimiento (encima tercerizado) escasean, aún las necesarias.

Queda en estudio el precio a la baja posible para las tarifas eléctricas en general, nacionalizar las plantas de generación. Muchos genuinos Basualdos deben estar sacando la cuenta de cuantas obras e inversiones en mantenimiento general podrían hacerse con las utilidades generadas. De paso, se puede estatizar las grandes usinas termoeléctricas construidas durante el mandato de CFK, que el gobierno macrista privatizó a precios viles en un reparto de “utilidades” entre sus amigos del poder.

Los fenómenos nunca pueden ser explicados fuera del momento para su cabal comprensión: “Los hombres se parecen más a su tiempo que a sus padres”, dice un proverbio árabe. Just in time, para explicar por qué justo ahora se da tal o cual coyuntura. Muchas veces estamos obligados a elevar el marco nacional a relaciones de fuerza regionales y mundiales. Pero tampoco dejar de lado las condiciones específicas dentro de la empresa en particular, esos obreros, ese activismo, esos dirigentes.

Moverse como un caballo de ajedrez por “Momentos excepcionales” de Facebook o “Grandes Acontecimientos” de noticiario mensual impide ver la permanencia de los procesos con rupturas y continuidades que se dan a diferentes velocidades. Los tiempos históricos son más lentos o más rápidos y debemos acostumbrarnos a percibir los saltos de cantidad en calidad como procesos ya que los puntos de quiebre casi no existen.

La mayoría que se quede en su barrio. Al fin y al cabo, el rol del trabajador es trabajar y de su casa al laburo y chau. Y el rol asignado a los pobres es esperar las políticas de ayuda del gobierno, cuando vienen. Si la persona es ignorante, no usa barbijo, no puede hacer el aislamiento si viven todos en una pieza, no se hace el lavado de manos porque no tiene agua corriente.

Si las patronales no cuidan del empleo, el salario, el gobierno tiene que dar salarios de emergencia para que las personas no se mueran de hambre. No hace falta leer a Marx para entender eso. Es la lógica de la diaria de cualquier familia. Las personas quieren trabajar, comer, tener casa, tener esparcimiento. No es mucho lo necesario para que un trabajador sea feliz-

Las paritarias de los cuatro gremios ferroviarios (UF, La Fraternidad, APDFA y señaleros) rompieron los pronósticos del 29% y cerraron en un 37,5%, hasta la conservadora UTA consiguió firmar por cifras similares. El salario inicial de comercio desespera a los dueños de los boliches que no saben cómo hacer para pagar a trabajadores que no saben cómo llegar a fin de mes con 75.000 pesos. Nada está cerrado y todos desconfían y piden “clausulas de revisión”.

¿Volveremos a ver a un trabajador haciendo humo para comer asado en familia?

Para ello, tenemos que exigir al gobierno vacunar, vacunar y vacunar. Al mismo tiempo, tenemos que pelear por mantener el salario contra los precios desbocados y, luchar por inversiones en la generación de empleo, sobre todo a partir de la obra pública.

Tan fácil como Salud, Dinero y Amor.