Raúl «Pipi» Brandan, el número dos del del Centro de Empleados de Comercio de Quilmes, Berazategui y Florencio Varela, se presentó a su puesto de trabajo pero le impidieron el ingreso. Es por la denuncia de malversación de fondos con la que salpicó al secretario General, Roberto “Mata” Rodríguez. Además le comunicaron que está expulsado de la organización, pero Brandan aduce que se trató de una maniobra sin sustento legal.
Un quiebre en la conducción, con tintes de escándalo, quedó plasmada ayer en las puertas del Centro de Empleados de Comercio de Quilmes, Berazategui y Florencio Varela. Hasta allí llegó Raúl «Pipi» Brandan, el número dos de la organización, pero le impidieron el ingreso a su puesto de trabajo. «Ni me dejaron retirar mis pertenencias», aseguró.
Brandan había hecho una denuncia de malversación de fondos con la que había salpicado al histórico secretario General del gremio, Roberto “Mata” Rodríguez. Hasta entonces había trabajado a su lado y bajo su órbita.
La presentación, además, hablaba de manejos poco claros de los fondos de la organización, sugería la presencia de testaferros y describía despidos arbitrarios digitados por la conducción gremial.
Ante ese escenario “Mata” Rodríguez aprovechó una asamblea de memoria y balance para poner su expulsión a consideración. Y así lo hizo.
«Tuvimos un entredicho con el secretario General y con una asamblea trató de destituirme. La asamblea fue extraordinaria, a las 3 de la tarde, sin quorum, sin empleados de comercio y sólo con personal del gremio», remarcó Brandan que también cuestionó el rol del Ministerio de Trabajo.
«Hoy decidí presentarme después de tanto maltrato. No sólo laboral sino también en la salud», añadió. «Yo sólo quería retomar mis tareas, por eso pospuse mucho tiempo mi reclamo. Hoy me negaron el ingreso, no me dejaron recuperar mis pertenencias y hasta quemaron los juguetes de mis hijos que había dejado en el gremio».
Y concluyó: «Hoy el gremio está manejado por abogados, no por trabajadores. Es una empresa, no es un sindicato. Hay despidos, suspensiones y nadie hace nada».