
El Sindicato de Pasteleros realizó protestas en la Zona Norte bonaerense ante la falta de respuesta de las cadenas de comida rápida Starbucks, McDonald’s y Burger King para actualizar salarios atrasados. Reclaman una deuda previa del 10% y proponen reabrir paritarias para los próximos meses, pero denuncian una negativa constante de las empresas. «La empresa no quiere reconocer nada de lo que es para atrás y el ofrecimiento que hace en adelante es ínfimo para los trabajadores», explicó Marcelo Basso.
El Sindicato de Trabajadores Pasteleros llevó adelante acciones gremiales en la Zona Norte del Gran Buenos Aires en reclamo de una recomposición salarial que lleva más de un mes y medio de negociaciones estancadas con la cámara empresaria que agrupa a las grandes cadenas de servicios rápidos Starbucks, McDonald’s y Burger King.
Marcelo Gasso, secretario gremial del sindicato, explicó que la medida responde a la negativa de las empresas de reconocer el desfase entre el acuerdo salarial anterior y el impacto real de la inflación:
«Nosotros sólo pedimos la recomposición salarial. Hay un pequeño reajuste que tenemos que corregir en base a lo que se firmó en el acuerdo anterior, que obviamente fue superado por la inflación.»

El gremio estima que hay una deuda del 10% correspondiente a los últimos seis meses que aún no fue saldada. A pesar de haber convocado a las empresas con antelación al vencimiento del acuerdo, ocurrido en junio, la cámara se ha mantenido reticente.
«La empresa no quiere reconocer nada de lo que es para atrás y el ofrecimiento que hace en adelante es ínfimo para los trabajadores», añadió Gasso.

Desde el sindicato plantean iniciar una nueva negociación, ya sea trimestral o cuatrimestral, como forma de seguir el ritmo de la inflación, aunque denuncian una «negativa permanente de la empresa a otorgar incrementos salariales» que dificulta el avance de las conversaciones.
Las tensiones para negociar salarios en el sector de servicios rápidos de forma colectiva, donde la alta rotación, los bajos salarios y la presión inflacionaria golpean con fuerza a trabajadores jóvenes y precarizados.