«Los trabajadores tienen memoria»

Tal su costumbre, el docente Hugo Yasky estuvo presente ayer en la Plaza de Mayo junto con la CTA de los Trabajadores que conduce, para recordar a los militantes y trabajadores desaparecidos durante la última dictadura cívico-militar.

Pero la recorrida de actos para conmemorar la historia del movimiento obrero comenzó el viernes para Yasky. Ese día aseguró en Villa Constitución, Santa Fe, que «los trabajadores tienen memoria e historia», al conmemorar junto con la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) de esa ciudad el 40 aniversario del llamado «Villazo».

El titular de la central participó en el acto junto al líder del gremio del neumático (SUTNA) y de la Federación de Trabajadores de la Industria (FeTIA), Pedro Wasiejko y, ambos, reconocieron «el valor histórico de esa resistencia y el globo de ensayo que significó la represión como preanuncio de la dictadura que comenzó en 1976».

«Para las clases dominantes, los trabajdores deben desconocer su historia. Como si no tuviesen un pasado de lucha y de conquistas. Por eso, es muy saludable parar un poco de vez en cuando y reconocer que no estaríamos aquí si no fuera por el coraje de los metalúrgicos de Villa Constitución y de Alberto Piccinini», indicó Yasky en alusión al ex líder de aquel comité de lucha y, luego, secretario general de la UOM de esa ciudad santafesina.

«Lo digo como maestro de escuela -subrayó Yasky-. Gestas como estas deben estar en los libros de historia. Esos libros que recuperan la mística, el heroísmo y la solidaridad popular».

Agregó que el 20 de marzo de 1975 «esos valientes compañeros enfrentaron a un monstruo que, un año después, inició la maquinaria que hizo desaparecer a 30 mil trabajadores», y señaló que «es la misma derecha oligárquica que hablaba del modo de vida occidental y cristiano; esa derecha violenta que hoy tiene otro rostro, se afeitó los bigotes, se sacó el saco y, en lugar de fusiles, tiene a los grandes medios de comunicación», apuntó.

La recordación de esa gesta histórica de resistencia a la opresión, que mantuvo unido a los habitantes de esa ciudad y a los metalúrgicos durante más de sesenta días de huelga, no tuvo como eje un reclamo salarial sino de liberación de los detenidos y la devolución del sindicato, intervenido por la dictadura militar.