
Organizaciones de la economía popular encabezadas por la UTEP se manifestaron frente al Ministerio de Economía para rechazar la apertura de importaciones y denunciar el riesgo de pérdida de miles de empleos en el sector textil, mayormente sostenido por pymes, cooperativas y talleres familiares.
Organizaciones de la economía popular protagonizaron una jornada de protesta frente al Ministerio de Economía para denunciar el impacto de la apertura de importaciones en la industria textil nacional. La movilización, que incluyó una intervención artística, fue encabezada por la UTEP y contó con la participación de la Red Textil Cooperativa, la Federación de Costureros, Indumentaria y Textiles (FECOSET), el Frente Popular Darío Santillán, el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL) y el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) Rama Textil.
“El objetivo fue visibilizar el rechazo a la apertura de importaciones y defender los 150.000 puestos de trabajo en riesgo”, señalaron desde las organizaciones convocantes. Según detallaron, la apertura anunciada por el Gobierno nacional “pone en jaque a toda la cadena productiva textil y, en particular, al sector de la confección”.
Desde la UTEP recordaron que la industria textil “es una de las pocas cadenas productivas 100% nacional, que emplea a 540.000 trabajadores y trabajadoras en todas las etapas: producción de materias primas, hilado y tejido, confección y comercialización”. Sin embargo, advirtieron que “nuestro sector, el de la confección, representa uno de los eslabones más vulnerables en el que predominan sectores pymes y cooperativas, pero sobre todo pequeños talleres familiares”.

La protesta también puso en foco el alto grado de informalidad en el sector. “El 72% de quienes están en relación de dependencia lo hacen de manera informal, muy por encima de la tasa general del sector manufacturero”, denunciaron. Además, informaron que “el 40% de los trabajadores son cuentapropistas, al que se suma la mano de obra familiar que no suele aparecer en las estadísticas”.
A esta precariedad estructural se suma el “golpe final” que implicaría la apertura comercial. Según expresaron, la decisión oficial de reducir los aranceles de importación del 35% al 20% “abre el mercado a productos elaborados en condiciones de sobreexplotación o directamente mediante trabajo esclavo o infantil”.
“La subsistencia de nuestro sector está en peligro”, concluyeron las organizaciones. “Necesitamos que toda la población esté al tanto y apoye nuestro reclamo de cuidar el trabajo y la industria nacional”.