El «plan aguantar» de Barrionuevo y la crisis laboral que podría apurar la salida de un barón sindical del conurbano

La composición de la CGT continúa sin cambios. Y es noticia. A pesar de la ebullición interna que generaron los festejos del accidentado 17 de octubre, Luis Barrionuevo pospuso sin fecha cierta la idea de retirar a sus dirigentes de la conducción de Azopardo y garantizó una nueva tregua. La caracterización política que solventa esta determinación es un compendio de potenciales: habría una interna en el Ejecutivo que podría derivar en quiebre entre Cristina y Alberto. Siguiendo esa hipótesis, apuesta a que tras el distanciamiento del kirchnerismo, podría posicionarse del lado del Presidente para fortalecerlo en su disputa con CFK. Vaya uno a saber.

Por ese «plan aguantar», y porque materialmente tampoco le queda demasiado margen para declararle la guerra abierta a un Gobierno que está sosteniendo con multimillonarios giros los salarios y la cobertura social de los gastronómicos y los hoteleros, Carlos Acuña, hombre del barrionuevismo en la cúpula de la CGT, asistió al cónclave de mesa chica ampliada de esta semana. Y se bancó los reproches que le espetaron sus pares con cara de póker. También garantizó su presencia en la reunión de Comisión Directiva que se convocó para la semana próxima. Adicionalmente sostiene la legalidad de la central.

Los que no ocultaron la profundización de la distancia con la conducción cegetista fueron los integrantes del espacio que lideran el ferroviario Sergio Sasia y el lucifuercista Guillermo Moser. Ese nucleamiento, Sindicatos en Marchan por la Unidad Nacional (Semun), esquivó el convite para asistir a la reunión de mesa chica y parece empezar a transitar un camino cada vez con menos contactos con los Gordos e Independientes. «No fue ningún compañero del Semun porque no había agenda ni temas específicos. La agenda era: ‘varios’. No nos pareció serio», le dijo a InfoGremiales un importante referente. Tampoco los hicieron participar del armado del 17 de octubre y recién les cursaron las invitaciones el día anterior.

La construcción del Semun, alternativa a los sectores que conformaron en 2016 el triunvirato, en el futuro cercano dará un nuevo salto. Ese conjunto de gremios se integrará a las 62 Organizaciones Peronistas que hoy formalmente recayó en manos del líder de los conductores de taxis, José Ibarra y planean avanzar en mayor coordinación. «La idea es crear una nueva conformación con los que están en el Semun, los que están en las 62, más otros», anticiparon.

Entre tanta movida se espera que termine de definir su filiación Antonio Caló, líder de un gremio emblemático y con mucho peso simbólico en la compulsa cegetista. Supo coquetear con unos y con otros. Vale recordar que la UOM abandonó su lugar el Consejo Directivo a fines de 2017 cuando su representante, Francisco «Barba» Gutierrez, presentó su renuncia a la Secretaría del Interior. Desde entonces participa de las cumbres de la central como «invitado».

Y hablando de Gutierrez, la seccional Quilmes, Berazategui, Florencio Varela de la UOM atraviesa momentos turbulentos. El conflicto de Gri Calviño Tower, que tiene más de 200 operarios atentos a la negociación que se desarrolla en el marco de la cartera laboral, amenaza con termina de erosionar su conducción. La firma, a la que desde hace años se la vincula con el ex ministro del macrismo Guillermo Dietrich, amenaza con irse del país y el reloj corre. «Barba» está al frente de las conversaciones, pero la intransigencia empresaria y el quiebre que presenta la comisión interna lo exponen a un potencial fracaso que podría ser definitivo. «Está tironeado entre la empresa y el trostkismo», caracterizan los que siguen de cerca las charlas, con pronósticos no alentadores.

Gutierrez supo ser un cacique de la zona e incluso posee la cucarda de ser el único intendente que logró ser reelecto en el impredecible territorio quilmeño desde el regreso de la democracia. Pero en 2015 comenzó su decadencia. La derrota electoral a manos de Martiniano Molina, primero, y su abandono del kirchnerismo para jugar con Florencio Randazzo en 2017 lo empujaron casi a la marginalidad política. Por esas decisiones también está pagando un costo en el plano sindical. Incluso no son pocos los que se animan a pensar que hasta podría llegar a tener complicada su continuidad al frente del gremio cuando tenga que pasar por las urnas.