Agustín Lecchi: «En prensa, y en muchas otras actividades, sin el rol del Estado y los sindicatos los empresarios y los grupos concentrados harían lo que se les de la gana»

(Por Luis Autalán @luisautalan / Fotografía Ariel Gaspardi) Agustín Lecchi es el secretario General del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) al cual le fue asignada la personería gremial hace poco más de un mes y ya fue convocado por el Ministerio de Trabajo para audiencias paritarias de prensa para las tres ramas de la actividad. Prensa escrita (diarios, portales, revistas y agencias) tendrá su jornada paritaria el lunes 13, radios el miércoles 15 y televisión el viernes 17. Ese mismo día el sindicato prevé realizar un plenario para informar y discutir con los afiliados lo acontecido en las charlas con las empresas y el Gobierno.

A fines de enero el Poder Ejecutivo dispuso otorgarle al Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) la personería gremial para «agrupar a los trabajadores en relación de dependencia con empleadores de la actividad de prensa que presten tareas comprendidas en el estatuto del periodista profesional». Lo protocolar del enunciado no quita lo relevante para ese gremio. Ya con su DNI sindical a pleno el 9 de febrero realizó su presentación oficial en la sede de la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (Fatpren). Un inmueble ubicado en el barrio porteño de Constitución que comparten ambas organizaciones. Ante funcionarios y dirigentes sindicales, el Sipreba y sus trabajadores y trabajadoras, celebraron algo más que haber alcanzado un mojón para el derrotero que antes en 2015 ya les había permitido obtener la inscripción gremial. Y todo fue por tracción propia, una marcha complicada incluso bajo la presión en los años que llegarían después bajo el Gobierno de Cambiemos.

Entonces para comenzar la entrevista de InfoGremiales con el secretario general del Sipreba, es necesario remitirnos a su padre, el guionista, director de cine y teatro Alberto Lecchi. Escribir sobre su trayectoria y premios ameritaría otra nota aparte para plasmar no sólo recorrido y premios sino los encantos del arte. Como atajo tomaremos al fútbol para decir que Alberto Lecchi también fue presidente del Club Atlético Temperley un rol pasional y de no ficción, que atraviesa su vida y la de su familia. Ahí está uno de sus hijos, Agustín Lecchi de 37 años, hoy el secretario general del Sipreba. Siempre por la senda de «Los Celestes» o «El Gasolero» como se suele citar al club del Gran Buenos Aires, Agustín define a Témperley como su cable a tierra y un sentimiento inexplicable.

Casi desde el prisma de su admirado Indio Solari, nos queda a mano la letra de «El Tesoro de los Inocentes» para condimentar las utopías, ya sea en fútbol, política o gremios: «El tesoro que no ves. La inocencia que no ves. Los milagros que van a estar de tu lado». Y hay que presionar a Agustín para que se remita a otras bandas de rock, porque a la hora de las preferencias parte de Los Redondos, sigue con Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado y la Kermesse Redonda, que lo tendrá como espectador en algunas horas. Bajo presión cita además su gusto por los Rolling Stones.

Hay que comenzar con las preguntas y respuestas, una maqueta comparativa nos lleva otra vez al cine, una pasión familiar de los Lecchi, vinculada incluso a la labor de Agustín en la digitalización de contenidos de La TV Pública, un trabajo que no sólo requiere saber de pixeles, tiempos, programas, formatos y más. Hay que ponerle cuerpo y alma. Antesala próxima a la charla grabada, por la vía el cine de todos los tiempos, recordamos -no casualmente- un film, «El Candidato» (1972). Que fue dirigida por Michael Ritchie, con guion de Jeremy Larner, este último ítem le valió un Oscar ese año, el personaje central de la obra, Bill McKay, lo encarnó Robert Redford con una actuación notable.

«El Candidato» está a disposición de quien quiera verla en Youtube, de allí que sin riesgo de spoiler alguno diremos que nuestra maqueta de preguntas parte desde el ímpetu de McKay para ganar una elección derribando estructuras, rivales de alta gama y pertenencias en la política. Elegimos el final cuando en plena victoria, entre la euforia de los festejos, McKay habiendo alcanzado su objetivo, le pide con humildad a su equipo que no lo abandonen, porque lo que llegará el día después le provoca más que vértigo. Y McKay entiende que la solución para lo que vendrá es colectiva aunque tenga trazos de utopías.

La comparación entre el film y la realidad la trazamos por el presente del gremio de prensa, a saber: sus paritarias famélicas, salarios bajos al tono y otros datos de la realidad. La precarización, un periodismo que está lejos de su mejor momento, la grieta de la grieta, las usinas del odio, los egos y más, todo minando la superficie de lo que mal llamaron: El cuarto poder. Suena un imaginario silbato arbitral, como si estuviéramos en la casa de Temperley el estadio Alfredo Beranger, para comenzar el partido, mejor dicho la entrevista de hoy donde por razones de colegas de este gremio y otras vamos a tutear al protagonista:

«El cargo más lindo que me tocó en mi vida es ser delegado de compañeros y compañeras de trabajo, que ellos te elijan. Ahora, sin el respaldo de todos quienes integran un grupo de trabajo, ese delegado o delegada no puede hacer magia»

Agustín Lecchi

-Cuando supimos que llegaba esta charla, pensé en Robert Redford y «El Candidato». No se sí felicitarte, cosa que desde ya merecen vos y tu equipo. O apelar a otro recurso de guion cinematográfico y decirte como en Star Wars: «Que la fuerza te acompañe»

-Vi la película, no recordaba ese final que mencionás pero al respecto debo decir que para nosotros esto es un punto de partida, no de llegada. Y este sentido está buena la analogía que planteás. Lo que me brinda tranquilidad es que nosotros tenemos un colectivo muy grande y muy fuerte. El cual también es homogéneo, lo que hace que yo no esté solo. Más allá de mi responsabilidad como secretario general somos muchos y muchas los que venimos trabajando desde hace años. A lo largo de esa recorrida fueron muchos los que se fueron sumando y esperamos que habrá otros que también lo harán.

-¿Un punto de partida implica que hay un camino?

-Si, porque venimos de perder muchísmos derechos, mucho poder adquisitivo. Tenemos conciencia que recuperarlos no será cosa de un día para otro. Pero es muy importante tanto nuestro compromiso como el respaldo de todos esos compañeros y compañeras que te mencionaba que se esforzaron para que nosotros llegáramos acá durante tantos años. Son ellos los que van a enderezarnos cuando nos equivoquemos en alguna ocasión respecto a esas metas que te mencionaba y tantas otras que nos trazamos. Incluso van a estar empujando cuando lo vayamos a necesitar.

-¿Vale resumir -vía Indio Solari- aquello de que: el infierno se está poniendo encantador?

-(Sonrisa). Sí, también apelando a la misma fuente te diría que «vivir solo nos cuesta la vida». De ahí que nosotros tenemos que intentarlo. Todos nos dicen ganamos la personería de un gremio que está en crisis, de una actividad que también está en crisis, donde se hace complicado esperar que haya algo bueno en el periodismo y la comunicación. Ahora, a nosotros que nos gusta lo que hacemos, que vivimos de hacerlo, que amamos el periodismo, lo último que podemos no hacer es no intentarlo. En tal sentido creo que tenemos muchas cosas por ganar, y depende muchísimo de nosotros. Depende de la creatividad, de la inteligencia y de nuestra fortaleza, de generar unidad entre los laburantes de prensa. Considero que en eso venimos bien y se trata de la verdadera clave. Estar unidos, más allá de la diversidad que existe en nuestro gremio, de la heterogeneidad política/ideológica, los distintos perfiles de nuestros compañeros y compañeras, logremos poner por delante los intereses comunes.

Agustín Lecchi - InfoGremiales

– Sos el secretario general, pero cuando hablás del presente y lo que vendrá lo haces en plural. ¿Denota una actitud de conducción y es un ejercicio para cada día?

-Si, recordemos que Sipreba nació de un plenario de delegadas y delegados. Llegó hasta acá de esa manera y va a seguir funcionando con esa tónica. Los triunfos que logramos, los que puedan llegar a suceder, se concretarán poniendo lo colectivo por sobre lo individual, siempre. A veces uno puede tener momentos malos, o asumir que es todo muy adverso. Lo que debemos mantener es esa receta, por definirla de alguna manera, para que la prioridad sea lo colectivo. De tener un grupo fuerte que empuje desde el sindicato, bajo esa actitud logramos en algún momento revertir los despidos de la Agencia Télam, algo que también sucedió en el Grupo Clarín, logramos mejoras en algunas empresas. Se consiguieron acuerdos en Telefé, América, la TV Pública, incluso se mejoraron las condiciones de trabajo de compañeros y compañeras. Son algunos ejemplos en cuanto a cómo funcionamos, a la forma de encarar las luchas que tenemos.

-En nuestro gremio y otros, hay compañeros/compañeras que se sienten y así lo dicen, «los jefes» de los delegados que los representan. Incluso apuntando sobre ellos falencias de otros dirigentes gremiales de alta gama. Y dejan de lado la vital labor del delegado/delegada quienes por miles son parte y esencia del Movimiento Obrero Organizado. ¿Qué hacer ante eso?

-Nuestra actividad, no es la única aclaro, que tiene perfiles complejos. A propósito de la pregunta, el otro día lo charlaba con una compañera del Sindicato de Actores y Actrices, y analogías mediante veíamos que hay un sujeto que por «motu proprio» puede acceder a cosas, conseguir beneficios y otras cuestiones. Eso genera el individualismo, el egocentrismo y más, como suponer -llegado el caso- que no es necesaria la organización colectiva, es decir un sindicato. Quizás eso te puede pasar en algún momento, pero es una lógica muy meritocrática. La estructura vertical del periodismo a veces funciona y otras no, es un debate interesante. Ahora, a mí el cargo más lindo que me tocó en mi vida es delegado de tus compañeros y compañeras de trabajo, que ellos te elijan. Ahora, sin contar con el respaldo de todos quienes integran un grupo de trabajo, ese delegado o delegada no puede hacer magia.

-No fue ni será magia.

-Cuando encaramos una negociación, una discusión con las empresas decimos que no vamos a ganar  esa gestión por tener buenos argumentos, por una cuestión retórica, si la ganamos es por una cuestión de relación de fuerza. La cual existe si tus compañeros y compañeras te apoyan. Ese respaldo es horizontal, la estructura vertical de una redacción tiene que romperse para tener una lógica corporativa en defensa de los intereses de los trabajadores y trabajadoras. Las conquistas, los resultados o no, repercuten incluso en las jefaturas más altas de las redacciones o los grupos de trabajo. De allí que no hay nada peor que no apoyar a un delegado o una delegada. Aunque no te gusten por ahí sus ideas políticas, su pertenencia política. Hay que apoyarlos en virtud de lo colectivo, de la voluntad organizada de los compañeros y compañeras. Si a ese delegado le va mal, bueno, entonces nos va a ir mal a todos. Lo más importante del Sipreba es que se fortalece de sus comisiones internas. Hoy tenemos quince, hay algunas por construir, incluso dentro del viejo sindicato, y me pone muy feliz que estemos trabajando para construir desde allí las nuevas comisiones del Sipreba. La clave de cualquier organización -me parece- que radica sobre estas bases.

«Les abrimos estas puertas a todos los trabajadores y trabajadoras, no importa donde estuvieron antes. Yo mismo fui delegado de la UTPBA, nosotros no tenemos rencores ni con ningún dirigente o ningún compañero/a. Sí creemos que el camino es afiliarse y consolidar al Sipreba»

-¿Ni vencedores, ni vencidos?

-Pero, sobre todo entre compañeros y compañeras. Nosotros somos el Sindicato de los Trabajadores de Prensa, siempre nos entendimos así. Entonces el objetivo de un sindicato es fortalecer la organización y la personería gremial es una herramienta para recuperar derechos. Nosotros les abrimos estas puertas a todos los trabajadores y trabajadoras, no importa donde estuvieron antes. Yo mismo fui delegado de la UTPBA, nosotros no tenemos rencores ni con ningún dirigente o compañero/a. Sí creemos que el camino es afiliarse y consolidar al Sipreba, consolidando nuestra organización en los lugares de trabajo, para lo cual necesitamos una afiliación masiva. Hoy tenemos casi al 30% de los que se desempeñan en esta actividad afiliados al sindicato. Es un número bastante alto, pero que a la vez no alcanza. Necesitamos más participación en virtud de la confianza de nuestros compañeros y compañeras.

-¿Cómo te llevás con tu ego?

-Bueno, nosotros…

-No vale el plural, esta pregunta es directa para vos.

-(Risas) Es que tengo la particularidad de ser un dirigente de compañeros y compañeras que son muchísimo más conocidos por su trayectoria y labor que los mismos dirigentes de este sindicato. Mi trabajo está en la digitalización de los archivos de la Televisión Pública. El cual es una categoría menor en cuanto a la escala de televisión como también una función sin visibilidad. Estoy acostumbrado a convivir con compañeros y compañeras que tienen una visibilidad enorme, por lo tanto algunos/as tienen más ego que otros, porque tienen motivos para tenerlo, no es mi caso. Más allá de todo esto que te digo, considero que es bueno que los compañeros/as llegado el caso nos cacheteen cuando tienen que hacerlo si es que llegamos a hacer cosas por cuestiones de ego y no por las razones que hacen a nuestra función representativa dentro de un colectivo.

-¿Me querés contar cómo es tu familia?

-Estoy en pareja con una compañera que también es dirigente sindical, hace varios años y que es secretaria general de la federación (Carla Gaudensi), por caminos que podríamos decir paralelos ella llegó a su cargo y yo al mío. Antes los dos fuimos delegados de empresas distintas, nos conocimos militando en el gremio. No fue planificado que íbamos a llegar cada uno a la responsabilidad que hoy nos toca en ambas organizaciones. Somos nuestro principal sostén mutuo, somos nosotros. En mi caso yo vengo de una familia que si bien no fue de militantes con cargos, sí tiene una pertenencia al peronismo y a la izquierda. Mi papá estuvo en el Sindicato del Cine (SICA), después de la vuelta de la democracia en 1983. Vengo de una familia donde se discutió política durante toda la vida. Como también para mí son importantes los amigos que no tienen nada que ver con esta profesión, con el oficio, el sindicalismo, la política…

-¿Tenés ese tipo de amistades?

-Claro, tengo a mis amigos que vienen de la época donde estudiaba en la escuela secundaria. Con ellos vamos a jugar al fútbol, a ver los partidos la cancha. Es gente que por ahí no tiene la menor idea de que se tratan los empresarios de medios, un sindicato. Incluso algunos simpatizan más que otros con los sindicatos y todo esto te saca un poco de la burbuja, algo que me parece importante.

-¿Me decís que tenés amigos gorilas?

-(Carcajadas). Obvio, como todos. Si alguien dice que no tiene amigos gorilas estaríamos en un problema. Porque estaría reflejando que todos nos encapsulamos mucho, si en mi caso estoy en el canal y el sindicato, todo el tiempo, a 24 x 7, eso nos lleva a vivir dentro de un microclima. No pasa en mi familia, no hay nadie antisindical o antipolítica. Pero incluso en la cancha, voy mucho a ver a Témperley, por ahí nosotros poníamos una bandera o carteles en las tribunas, por la aparición con vida de Santiago Maldonado y nos terminaban puteando los hinchas de mi club. En un club, sobre todo del Conurbano, ves todas las cosas que nos atraviesan y ves cómo es la sociedad. Dentro del sindicato la visión es parcializada, si bien nosotros tenemos afiliados/as que votan a Macri, a Milei, que son antiperonistas y están en un sindicato por necesidad no dejan de representar a un sector de la sociedad. Aún así está bueno no perder el contacto con el todo.

«Cada 7 de junio hacemos una encuesta. La última nos dio que prácticamente había pleno empleo pero en condiciones precarias. 50% de nuestros compañeros/as debajo de la línea de la pobreza y el 40% con más de un trabajo»

-¿Y te tocó vivir que aparezcan los llamados, amigos del campeón?

-No, no es mi caso. Hasta el momento todavía no me sucedió. Tengo los amigos de siempre y en el sindicato nos hicimos amigos de otros compañeros y compañeras, con un nivel de lealtad muy grande. Allí nos respetamos mucho, porque entendemos qué lugar nos toca ocupar en la organización, un lugar que también entendemos todos es circunstancial.

-¿Es el peor momento del periodismo en años?

-No, para nada. Soy optimista por vocación.

-Bueno, compartimos algunas utopías, vos sos hincha de Témperley y yo de Racing.

-(Risas compartidas) A ver, es un muy mal momento de nuestra actividad, hay mucha mezquindad de algunos empresarios, no de todos,  Creo, e insisto con el concepto de que la salida es colectiva, como también que necesitamos la mayor creatividad posible. Considero el rol del Estado como fundamental, hoy muchos medios para bien o para mal, y lo digo como una descripción de la realidad, viven de la pauta estatal donde sostener a algunos medios en uno de los roles del Estado. Donde el Estado debe intervenir más es en las cuestiones ligadas a la distribución que los medios realizan respecto al capital que tienen. Porque debe prestarse atención a la precarización laboral, y lamentablemente con trabajadores y trabajadoras precarizados se hace mal periodismo. Entonces cuando decimos, «es un mal momento del periodismo», en parte sí. Como también que en el macrismo vivimos uno de los peores momentos en esta actividad desde diciembre de 1983. Cuando hablamos del presente se trata de que los periodistas no llegan a fin de mes. De ahí que tengan que sumar 3 o 4 laburos para acceder a un sueldo digno.

-Más trabajo por menos sueldos, dura proporción indirecta si las hay.

-Nosotros cada 7 de junio hacemos una encuesta, la última nos dio que prácticamente había pleno empleo pero en condiciones precarias, 50% de nuestros compañeros/as debajo de la línea de la pobreza, el 40% con más de un trabajo, de este 40% el 20% tiene 3 o más. Y no es una situación como la de hace 20 años donde había quienes tenían un trabajo y además una columna o colaboraban por ahí en otro medio, digamos por una cuestión de necesidad intelectual. Hoy tienen más de un trabajo y varios, para sobrevivir. Creo que éste es el principal problema de nuestra actividad, esa necesidad de supervivencia. Más allá de los cambios tecnológicos, de la crisis del papel, del rol de las plataformas, del cambio que quieras mencionar en cuanto a información.

-Cambios tecnológicos, la crisis de los impresos, y las plataformas son un cóctel delicado.

-Nosotros venimos trabajando ese tema desde hace tiempo, lo hacemos con la Fatpren y la Federación Internacional de Periodistas. Ponemos el acento en proyectos sobre cómo regular las plataformas, fijate que hay algunas que son empresas sin sede en Buenos Aires o registro alguno para que les requieran algún impuesto u otras obligaciones. Esto se está discutiendo en todo el mundo, a todos les concierne la regulación de las plataformas. En el caso de América Latina y por supuesto la Argentina incluida, la convicción está en que lo podemos hacer porque sobre todo se trata de una cuestión de soberanía. Se trata para nosotros de un problema central de supervivencia, lo que antes eran los diarios, los impresos, hoy se va todo a través de estos monstruos que son Google, Facebook y otros. El Estado tiene que tener poder allí para poder regularlas, por un lado por todo lo relativo a la información un fenómeno de por sí complejo, pero sobre todo para regularlas porque la comunicación también es una actividad laboral. 

-De todo este fenómeno de cambios, ¿Qué lugar ocupan, como preocupación, las fake news?

-En primer lugar operaciones de prensa hubo toda la vida. Lo que me parece es que en la actualidad hay al menos dos cosas para tener en cuenta. Una de ellas es que hay medios de comunicación que no sólo viven del periodismo. Entonces desde otros intereses, donde se incluyen los intereses políticos, utilizan los medios para operar en favor de esas estrategias  particulares. Después está que, a través de las redes sociales, esas operaciones se pueden magnificar con mayor facilidad. Sucede entonces que aquellos que tienen poder de daño hoy a través de las redes sociales tienen más potencia todavía en ese sentido. Aquellos incluso que monopolizan el poder de la comunicación muchas veces monopolizan el algoritmo, que no es algo sólo matemático o está ajeno a las relaciones sociales. Muchas veces se habla del algoritmo como que no forma parte de los elementos y dinámicas sociales, doy un ejemplo no tan lejano, el que considero uno de los más groseros y que tiene que ver con un conflicto internacional. Hace un año cuando se inició la guerra entre Rusia y Ucrania, a muchos periodistas se los calificó como «periodista afín al gobierno ruso». Ahora a aquellos periodistas, que incluso desde su concepción ideológica y genuina por cierto, afines a Ucrania, la OTAN o Estados Unidos, no se los calificaba de manera alguna, no ponían nada sobre su postura. Todo el tiempo en las redes sociales se manejan tendencias para que aparezcan algunas noticias y otras no, incluso para la ubicación de esas noticias en las redes. Todo lo que describo erosiona mucho más el debate público y por ende, a la democracia.

«La estructura vertical de una redacción tiene que romperse para tener una lógica corporativa en defensa de los intereses de los trabajadores y trabajadoras»

-¿No llegamos incluso a que en tal dinámica ya no importa o cuenta si algo es verdad o no?

-Bueno, ya sucedió algo así como el denominado «Caso de los Cuadernos», algunos sectores de nuestra sociedad lo sufren más que otros. Están también aquellas compañeras que militaron mucho en ocasión del debate por la ley para la interrupción voluntaria del embarazo. Ellas sufrieron una campaña de hostigamiento permanente en las redes sociales. Aún cuando es muy difícil ponerse en el lugar de ellas en dicha situación, debemos decir que también es muy difícil saber cómo se reacciona frente a eso. Siempre a partir de la verdad hay que dar la discusión para que los medios tengan intereses de comunicación genuinos, lo que no quiere decir que tengan determina línea editorial. Porque eso existió y existirá, como también que está bien que así sea. No cuestionamos que La Nación, Crónica, Clarín u otros tengan una línea determinada. Lo que no se puede hacer es mentir, y eso es algo que pasa mucho como también a algunos medios no les importa. Nosotros como sindicato, una organización como esta -muy importante para el funcionamiento de la democracia- no podemos limitarnos a la discusión por salarios o condiciones de trabajo. también tenemos que estar en ese debate público.

-Hablando de mitos y leyendas, lamentables por cierto, y en la semana del #8M escuchaste alguna vez decir que: si hay una redacción ideal es aquella que no tiene mujeres?

-Y, en mi caso vengo de la televisión un ámbito que en algunos casos es peor en ese sentido. Nosotros arrastramos muchos dogmas con ese sentido. Por ejemplo, mis compañeros y amigos me lo planteaban siempre con el área de cámaras. Ahí no había mujeres. Bueno en Canal 7 incorporamos 3 compañeras hace 2 años. Las cuales pueden trabajar, y lo hacen, como cualquier varón. Hoy también los “fierros” tienen otro peso, lo cual esa alternativa que en algún momento era un condicionante hoy ya no lo es. Nosotros en Sipreba tenemos una secretaría de Género muy fuerte, las compañeras vienen desarrollando una labor excelente. Más allá de todo, a la fuerza ellas se vienen imponiendo y está buenísimo que eso suceda. Nosotros venimos militando muy fuerte en los medios la ley de equidad, la ampliación de las licencias por parternidad. Y esto también es relevante no sólo en cuanto a los derechos del padre ante el nacimiento de un hijo, sino que ellos puedan acompañar a las mamás. También está la cuestión de la ley de guarderías, que si bien excede a nuestro gremio, es muy importante, toda una gama de políticas de inclusión relacionadas con nuestras compañeras de trabajo por las cuales desde nuestro sindicato venimos trabajando muchísimo.

-Me destacabas el rol del Estado como fundamental para garantizar equidades, derechos laborales, controles, terminar con la precarización laboral y más. Un rol del Estado que la derecha denosta y vale acotar que tal mensaje tiene llegada y seducción a muchos jóvenes, incluso pobres. ¿Qué pasa por tu alma ante este fenómeno?

-En primer lugar a mí me cuesta muchísimo entenderlo. Yo me formé en la militancia contra el menemismo cuando se ejerció la destrucción de todo lo que tuviese que ver con el Estado. En 2001 el gobierno de De la Rúa también fue sumamente agresivo contra todo lo estatal, si bien de muchos detalles importantes nos enteramos después, la cosa es que pretendían cerrar Canal 7 otro tanto con la Agencia Télam, con numerosos despidos de compañeros y compañeras. Partiendo de esos recuerdos para mi generación, sumándole lo reciente del macrismo me parece terrible. Porque sobre todo en nuestra actividad en prensa, pero en muchas otras también, sin el rol del Estado y sin los sindicatos, los empresarios y los grupos concentrados harían lo que se les de la gana. Por eso nosotros planteamos la fortaleza del Estado que pueda regular las relaciones laborales, que además pueda regular para el caso de los medios de comunicación que no haya una concentración masiva. Y en este punto hay que decir que esa concentración no sólo afecta lo referido al derecho a la información pública, de hecho afecta a cuestiones como puestos de trabajo y todo lo vinculado a estas problemáticas. Muchas veces para referirse al periodismo se habla de nosotros por el rol social que cumplimos. Pero hay que tener muy claro que somos una actividad laboral y productiva, detrás de nosotros hay familias que viven de esta actividad. Si no hay un Estado, con un Ministerio de Trabajo y las áreas de comunicación fuertes todo queda totalmente desregulado y a merced de los grandes empresarios. En este sentido el ejemplo del macrismo fue trágico, 4.000 fuentes de trabajo se perdieron en nuestro gremio, se cerraron medios, se estranguló con el manejo de la pauta oficial a otros. Los sindicatos dimos una lucha para impedir que se cerraran los medios de comunicación públicos. Sin esa resistencia Télam, Radio Nacional, Canal 7 y otros hoy no existirían. De allí que me duele que muchos compañeros no valoren el rol del Estado en la Argentina, sobre todo porque tenemos a mano la historia para apreciarlo. Que no te guste quién está administrando ese Estado, bueno ese es otro problema que me parece excelente discutirlo.

-Desde el Movimiento Obrero Organizado hubo una expresa bienvenida al Sipreba, ¿en que sector de este mapa sindical dinámico se ubican ustedes?

-Nosotros, también Fatpren, estamos en el Frente Sindical (Fresimona) con Pablo Moyano. Tenemos una excelente relación con todos los sectores, en particular con todos aquellos que enfrentaron al macrismo. Cuando presentamos nuestra personería realizamos un acto al que asistieron dirigentes de las CTA como Hugo Yasky, Cachorro Godoy, la Corriente Federal de los Trabajadores, también de la CGT con ellos nos conocimos en las calles dando la misma lucha, contra la reforma laboral o la previsional, estuvieron para apoyar al Sipreba en conflictos como el de Clarín o los medios públicos. Nosotros planteamos la unidad del Movimiento Obrero siempre, para defender derechos y enfrentar a aquellos vienen a atacar a los trabajadores y trabajadoras.