Sucedió la semana pasada con las novedades en la causa que José Voytenco impulsa contra, entre otros, al Secretario de Trabajo Julio Cordero. El funcionario sospecha que su Subsecretaria de Relaciones del Trabajo, Claudia Testa, mantiene vínculos con el gremialista. Crisis en Capital Humano y intrigas cruzadas.
La calma postelectoral en el mega Ministerio de Capital Humano parece haberse roto la semana pasada. La cartera que comanda Sandra Pettovello, que era un hervidero en la previa de los comicios, había sumado algunas semanas de tranquilidad tras la victoria electoral de La Libertad Avanza. Pero el equilibrio parece quebrado.
Es que un nuevo avance de la causa que le sigue la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE) a, entre otros, Julio Cordero, volvió a enfrentar a los funcionarios de la gestión libertaria.
De hecho Voytenco denunció en la Justicia a Cordero; al entonces director de Asociaciones Sindicales Claudio Aquino y al diputado nacional Pablo Ansaloni (La Libertad Avanza), ex dirigente del gremio, entre otros, como responsables de un hipotético “llevar adelante un plan delictivo coordinado con el fin de apropiarse de la conducción de la organización sindical”.
Los movimientos de la causa de esta semana volvieron a sacar a la luz las internas. Cordero volvió a apuntar a Claudia Testa, quien hoy ocupa la Subsecretaria de Relaciones del Trabajo y sobre quien corrieron fuertes rumores de renuncia, por su cercanía con su denunciante. De hecho Testa fue citada a declarar y marcó distancia en su declaración de propio Cordero, su jefe.

La sospecha de Cordero encuentra correlato en otra denuncia en sede judicial. Es que Testa ya fue llevada a la Justicia por Eduardo Davico, dirigente opositor a José Voytenco, quien concretamente le reclama que se excuse de tomar cualquier determinación que involucre a la UATRE.
Davico, en la denuncia que se tramita en el Juzgado Criminal y Correccional N°12, repasa una relación personal de Testa con Voytenco que, según explica, data de sus épocas de funcionaria en el Gobierno porteño y que fue alimentada con el paso del tiempo vía empresarios con terminales de los lados del mostrador.
Como sea, la distancia en el tema entre Cordero y Testa expone los quiebres de alineamientos libertarios, incluso en los planos más altos de la gestión, y empieza a marcar nuevos cruces. El tiempo de paz postelectoral parece agotarse.




