La oficial de la Policía de la Ciudad conocida en redes como «Nicole Hot» reconoció que recurrió a generar contenido digital erótico para complementar su sueldo, en medio de una licencia médica por violencia de género, tareas de cuidado y dificultades económicas. El caso derivó en un sumario administrativo y una denuncia en la Justicia Federal.
El caso de Nicole, la oficial de la Policía de la Ciudad suspendida tras la difusión de videos sugestivos en redes sociales mientras vestía uniforme policial, abrió un debate sobre las condiciones laborales, salariales y de salud de una parte del personal de las fuerzas de seguridad.
En declaraciones a Radio Rivadavia, la joven sostuvo que no es la única policía que recurre a producir contenido para redes o plataformas digitales como OnlyFans, y explicó que su decisión estuvo motivada por necesidad económica. Según relató, se encontraba bajo una licencia médica por tratamiento psicológico y psiquiátrico a raíz de un episodio de violencia de género, situación que, según explicó, implicaba cobrar el 50% de su salario, alrededor de $600.000, un monto que describió como insuficiente para afrontar gastos básicos como la escolaridad de su hija o los tratamientos médicos que sostiene.
“Lo había buscado como una salida laboral porque era lo más rápido que se me ocurrió y lo más cómodo por ser mamá”, señaló. Aseguró además que, en paralelo, trabajaba en un régimen de 1/3, con turnos de ocho horas diarias, sumado a un extenso traslado diario entre su domicilio en Ezeiza y la comisaría donde prestaba servicio, en Villa Urquiza, lo que implicaría tercerizar el cuidado de su hija.
Nicole afirmó que, a través de la plataforma OnlyFans, obtuvo ingresos acumulados cercanos a 6 millones de pesos, lo que compara de manera directa con su salario policial y la imposibilidad de cubrir los gastos del hogar.

Mientras su caso se viralizaba, surgió una arista judicial: el abogado Rodrigo Tripolone pidió investigar si existía una posible red de trata con fines de explotación sexual detrás de las cuentas que monetizan contenido junto a otras mujeres. La oficial rechazó de manera tajante esa versión. “Trabajo de manera particular. No hay un proxeneta, no hay una red de trata detrás”, sostuvo.
En lo administrativo, la fuerza la notificó de un sumario por uso indebido del uniforme, lo que derivó en su suspensión preventiva. Nicole dijo estar dispuesta a “acatar lo que le indiquen”, aunque reconoció que analiza la posibilidad de abandonar definitivamente la institución: “Hoy en día no tengo intenciones de seguir siendo policía”.
El caso reaviva la discusión sobre las condiciones laborales y salariales en las fuerzas de seguridad, el acceso a licencias médicas y psicológicas, y las alternativas económicas a las que recurren agentes que afirman no poder sostener el nivel de vida con sus ingresos regulares.




