La principal avícola del país, Granja Tres Arroyos, atraviesa un proceso de reestructuración no oficial que incluye concentración operativa, problemas financieros y versiones sobre un mayor avance de su socio estadounidense Tyson Foods.
Granja Tres Arroyos, la avícola líder de la Argentina, atraviesa una profunda reestructuración interna que no fue comunicada formalmente, pero que ya se traduce en cierres de plantas, más de 80 despidos, atrasos salariales inéditos y traslados de personal. El proceso, que se desarrolla de manera silenciosa, está alterando el funcionamiento de una empresa que emplea a unas siete mil personas y llegó a faenar cerca de 700 mil pollos por día.
Uno de los movimientos más significativos fue el cierre del establecimiento Súper, en Entre Ríos, cuyo personal fue trasladado a la planta de La China, en la misma provincia. Paralelamente, se confirmaron demoras en los pagos en distintas unidades productivas, con salarios abonados en cuotas, en algunos casos hasta en cinco partes, y montos que habrían cubierto apenas el 20% de lo adeudado correspondiente a octubre. La empresa también registró complicaciones para cancelar el medio aguinaldo de julio.

El escenario externo contribuye a la tensión interna. Tras el cierre del mercado chino por gripe aviar en 2023, Granja Tres Arroyos no logró recuperar sus niveles de exportación: el volumen enviado al exterior cayó del 33% al 25%, generando pérdidas estimadas en 160 millones de dólares. Esta caída contrasta con un consumo interno de pollo que se encuentra en su punto más alto en diez años, lo que para especialistas del sector evidencia problemas estructurales y financieros, más que una crisis de demanda.
Mientras tanto, crecen las especulaciones sobre una eventual redefinición accionaria. En 2022, la estadounidense Tyson Foods adquirió el 34% de la compañía, y analistas interpretan los movimientos actuales como una posible preparación para un incremento de participación o una operación mayor, en la que la empresa estaría ajustando su estructura para hacerla más atractiva antes de cualquier transacción.
La reorganización, todavía sin anuncios oficiales, está generando preocupación entre trabajadores y autoridades locales, ya que no solo afecta empleos y salarios en lo inmediato, sino que pone en duda la continuidad del modelo productivo que Granja Tres Arroyos sostuvo durante las últimas dos décadas. Su evolución marcará el rumbo de todo el sector avícola argentino.




