Sindicalistas, recen por mí

El miércoles pasado, el ministro de trabajo, Carlos Tomada , los dirigentes industriales Héctor Méndez y Daniel Funes de Rioja y el jefe del sindicato de la construcción (UOCRA), Gerardo Martínez , saludaron brevemente al papa Francisco, a quien invitaron formalmente a asistir en junio próximo a la Conferencia Anual de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Ginebra. El breve encuentro tuvo lugar al final de la audiencia general de los miércoles, en una Plaza de San Pedro atestada de fieles. El ministro Tomada, junto a su mujer, lo saludó primero, mientras el resto de la comitiva tuvo que esperar casi dos horas.

Semanas atrás, empresarios, sindicalistas y el propio gobierno tuvo que salir a desmentir la versión del diario La Nación sobre una supuesta convocatoria del papa Francisco a un diálogo tripartito, con el fin de alcanzar acuerdos para «garantizar la paz social».

El primer Moyano en lograr “el flash” con Francisco fue Pablo, en mayo del año pasado. Agrandado por el encuentro se animó por twitter con un obligado titular: “El Papa es peronista y camionero». El sindicalista contó que el Papa argentino recibió a «30 chicos camioneros y 10 dirigentes, y escuchó nuestro trabajo gremial, social y deportivo», de los equipos juveniles de camioneros de las categorías 94 y 95 que se encuentran disputando un campeonato de fútbol en Roma. El otro Moyano Jr., Facundo, se dio el gusto en enero, mientras vacacionaba con su novia. El patriarca de los sindicalistas todavía no concretó el encuentro entre potencias.

El Papa había recibido el 26 de noviembre de 2013 en El Vaticano a una delegación de dirigentes de la CGT oficialista, encabezada por el metalúrgico Antonio Caló. “Nos dedicó casi una hora y media a los representantes de Argentina. Nos pidió la unidad de los argentinos, que trabajemos para eso”, confió Caló en declaraciones radiales.

Desde las CTA, tanto la oficialista como la opositora, ambas con una tradición más izquierdista que abreva en una corriente anticlerical, el personaje resulta menos atractivo.

Apenas designaron a Bergoglio como papa, el yaskismo se apuró en repudiar la noticia y recordaron su supuesta complicidad en la desaparición de dos curas de la corriente tercermundista.

Pero también existe una importante rama sindical de izquierda que además es católica: por ejemplo, personajes como el diputado de la CTA opositora Víctor “el Tano” De Gennaro, que capitalizarían con gusto, personal y político, una foto son Su Santidad.

Pablo Micheli se permitió incorporarlo de manera complaciente en una ironía, cuando su nombramiento todavía era causa de sorpresa general –y orgullo mayoritario: «Tenemos a Messi, al Papa argentino y solo falta un gobierno nacional y popular».

Los que no pueden viajar hasta El Vaticano tan fácilmente, pueden apelar a la tradicional misiva. Así lo hizo un delegado gremial de Aerolíneas Argentinas, Cristina Fontana, afiliado a la CTA de Micheli, tras ser despedido por sus actividades sindicales, que en una carta le expresó su preocupación por la supuesta persecución sindical.

Como se ve, parece que Francisco no le quita el saludo a nadie o casi nadie. Y en Argentina, los sindicalistas, junto a empresarios y políticos, parecen hacer fila para saludarlo.