
A menos de dos meses de la ocupación cinematográfica de la sede sindical de la UTA que causó conmoción en el mundo laboral, la oposición a Roberto Fernández en el sindicato de choferes buscará volver a hacer un desafío a su liderazgo y una demostración de su poder de fuego.
Es que los comandados por Roberto Bustinduy acaban de convocar a una huelga de 24 horas para el próximo martes 11 de febrero, sin el aval de la conducción nacional, y espera paralizar buena parte del transporte automotor de la zona metropolitana.
La medida de fuerza estará acompañada por una movilización al Ministerio de Trabajo de la Nación a las 11 y reclamará más disposiciones de seguridad para los choferes de larga distancia, tras el siniestro que se llevó varias vidas en la Ruta 2, y que expuso el entramado de precarización laboral en el sector.
Además, pedirán que las firmas cumplan con lo firmado en las paritarias de la actividad y que los colectiveros perciban el aumento salarial solidario de 4 mil pesos que estipuló Alberto Fernández, y que en muchos casos no se comenzó a cobrar como estaba previsto.
Se descuenta que lograrán paralizar las formaciones de la línea DOTA y de varias líneas de colectivos del conurbano bonerense, donde los opositores son especialmente fuertes.
La última manifestación de los choferes díscolos había sido a mediados de enero, momento en el que habían vuelto a la sede de Balvanera con una movilización y los pedidos de renuncia de Fernández, el llamado a «elecciones libres» y mejoras en las prestaciones de la obra social del gremio.