El sindicalismo tiene que insertarse en política

Doctor en Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires, Marcelo Peretta es el Secretario general del jóven Sindicato de Farmacéuticos y Bioquímicos, nacido en 2006, bajo el impulso del ex presidente Kirchner. Peretta valora la década política que devolvió las paritarias y ve en Daniel Scioli un posible continuador del ciclo oficialista. Además apoya la ley, recientemente reglamentada, que impulsa la producción de medicamentos por parte de laboratorios nacionales.

¿Cuándo hiciste el ingreso a la militancia gremial?

Empecé en 2006 en lo sindical. Vengo del mundo académico, desde que me gradué de farmacéutico en la Universidad Nacional de Córdoba y luego de bioquímico, en la Universidad de Buenos Aires, milite siempre. Primero como consejero estudiantil y secretario de centro de estudiantes, también fui profesor universitario y terminé como decano de las Carreras de Farmacia y Bioquímica. Pero las necesidades de mis compañeros farmacéuticos y bioquímicos dependientes, que eran poco respetados en su lugar de trabajo, aunque estudiaban 5 largos años, llevó a dedicarme a la militancia gremial.

¿Cuál es tu recuerdo más importante del recorrido militante?

Los primeros años cuando empezamos a organizarnos para reclamar por nuestros derechos, los empleadores no podían creer que los “doctores” quisieran agremiarse y reclamar como cualquier otro trabajador. Empezamos a hacer los primeros pasacalles y las primeras consignas como “sin farmacéutico no hay farmacia” para destacar la importancia del profesional.

¿A qué figura del mundo gremial admirás y por qué?

Hugo Moyano ha sido claro en el objetivo de defender al trabajador y en la necesidad de fortalecer las estructuras sindicales como medio para lograrlo. Ricardo Peidro, de Visitadores médicos, está muy comprometido con los derechos humanos y me siento muy identificado con su trabajo. Y en materia de gestión y de llegada a la gente, Víctor Santamaría, de Encargados de Edificio, es completo.

¿Cuál es tu evaluación de la situación actual del movimiento obrero?

Estamos divididos por intereses políticos, y eso nos debilita. En lo laboral, todos los sindicalistas tenemos una agenda común: bajar el imponible del impuesto a las ganancias, el 82% móvil para todos los jubilados y mantener las asignaciones universales por hijo por ley.

Y cuál es tu evaluación de la última década kirchnerista, sobre todo en relación al movimiento obrero?

Muy positiva, nosotros nacimos a la luz de esta década. Recordemos que SAFYB nació en 2006, y dudo que otro presidente hubiera aprobado un sindicato horizontal y trasversal como el nuestro, que tiene un trabajador por establecimiento, lo que requiere organizarse y articular muy bien con las demás asociaciones sindicales. Esta década nos devolvió las paritarias y la idea esencial de que si se lucha se logran cosas.

¿La unidad del Movimiento Obrero está lejos?

No, cada vez más cerca. Cuando decidamos nuestro candidato a presidente, la unión será inmediata, aunque existirá más de una central obrera. Entre los dirigentes hay unión y dialogo, más allá de algunos dogmáticos.

¿Cómo ves hoy la relación entre los dirigentes y las bases? Hay distanciamiento?

Sí, hay mucho distanciamiento de las bases. La actividad gremial diaria lleva al dirigente a aislarse en pos de la gestión institucional y olvidar el día a día junto a sus compañeros. A mi gusta un mix entre actividades de gestión para el funcionamiento diario de la asociación, y las actividades sociales, recreativas o educativas que potencian el dialogo, la interacción, la unidad y el fortalecimiento de lazos entre los compañeros.

¿Hay que revertir la imagen de los dirigentes gremiales?

Sí, el sindicalista tiene mala imagen, está desprestigiado. Nuestro objetivo como gremio nobel es la formación y el posicionamiento de nuevas caras de dirigentes sindicales, más ocupados del interés común que del enriquecimiento personal. Que participen en política y también en los medios de comunicación, preocupados e interesados en las necesidades del ciudadano, no solo en lo relativo al sector farmacia y bioquímica.

¿Cuál te parece que tiene que ser la relación entre los sindicatos y la política?

El sindicalismo tiene que insertarse en la política. Los dirigentes sindicales que participan en política tienen mayores posibilidades de ayudar a sus representados, porque desde la política se ven las cosas en perspectiva, en lugar de estar enfrascados en su propio sector. Participar es clave.

¿Ponés fichas en algún candidato para 2015?

Daniel Scioli está preparado para continuar. Es importante que no perdamos lo que supimos conseguir, que no retrocedamos en los derechos individuales logrados en esta década.

¿Qué cuentas pendientes quedan para resolver en los próximos años?

Combatir con más fuerza el trabajo no registrado en nuestro sector y divulgar nuestro Convenio Colectivo de Trabajo N° 691/14 que es el único para farmacéuticos y bioquímicos en relación de dependencia, válido en todo el país.

Y por último, una opinión breve sobre la reglamentación de la ley para aumentar la producción de medicamentos de los laboratorios públicos.

La producción pública de medicamentos es una herramienta válida para combatir los abusos de la producción privada, que en nuestro país se abusa de su posición dominante. Permitirá contar con precios testigos de modo que los privados no puedan “dibujar” sus costos y sí vender a precios más justos. Los casi 40 laboratorios públicos deben coordinarse y tener una política común, lo cual no será fácil porque algunos dependen de provincias kirchneristas, otros de municipios radicales o del Pro y hay también en las universidades, que son autónomas. Pero con decisión todo es posible.

MARCELO PERETTA Secretario general Sindicato de Farmacéuticos y Bioquímicos