Democracia sindical?

Con el período que se abre en 2003 y lo que se denominó desde varios sectores como “el regreso de la política” se abrieron nuevas etapas e instancias de participación en las instituciones democráticas. En materia gremial este proceso que implicó retomar protagonismo, la vuelta de las negociaciones colectivas y el crecimiento en materia de afiliados y recursos tiene deudas pendientes. La más importante de ella: la democracia sindical.

Hace unas semanas Hugo Moyano, líder de Camioneros y de la CGT Azopardo dijo “En Argentina hay libertad sindical, lo que falta es democracia sindical”. Estas palabras ponen en evidencia la crísis por la que transita gran parte del sindicalismo vernáculo que no puede legitimar su conducción ante los trabajadores.

Haciendo un rápido repaso por 26 gremios importantes del país de las cinco centrales de trabajadores, según los datos proporcionados por el sitio Chequeado.com, encontramos que el promedio de permanencia de los jerarcas gremiales en la conducción ronda los 20 años. Aunque esta cifra es alta, todavía sería superior si no considerásemos aquellas “renovaciones” que se dieron por razones de fuerza mayor (muerte o escándalos de corrupción que terminaron con la cárcel o la dimisión).

Secretariados generales eternos, herencias sindicales por linaje y restricciones a la participación son algunos de los ejes centrales de las conducciones gremiales que se cierran a la renovación. El caso testigo: Ramón Baldassini, líder del sindicato de correos que hace más de 50 años se apoderó del cargo de secretario general para no abandonarlo más.

Pero no es el único. Para nombrar otros dos casos emblemáticos podemos referirnos a Oscar Lescano, mítico jefe de Luz y Fuerza seccional capital, que sólo pudo ser reemplazado a su muerte luego de 29 años en la conducción y a José Pedraza que fue sucedido al ser condenado por el asesinato del militante Mariano Ferreyra después de 30 años al frente de la Unión Ferroviaria.

La imposibilidad de renovación y el cercenamiento de las posibilidades de participación en materia sindical comienza a hacer un ruido que no puede obviarse La escasez de democracia ya motivó iniciativas de distintos sectores para apuntalar la vida interna de los sindicatos.

Desde la CGT Azopardo se presentó un proyecto para regular los estatutos sindicales, posibilitar la presentación de listas opositoras, eliminar las restricciones para las candidaturas y dotar de representación a las minorías. Cuidando la base del modelo sindical, busca generar instancias de participación y fortalecer la democracia.

Menos cuidadosos del modelo son en la CTA de Micheli. La central presentó, a través de su diputado nacional Víctor De Gennaro, el proyecto para renovar la actual legislación de asociaciones sindicales. Desde el michelismo buscan eliminar la personería gremial, ampliar las posibilidades de inscribir sindicatos y avanzar sobre la sindicalización de trabajadores en negro y precarizados.

También en la CTA de Hugo Yasky están preocupados por el tema. Desde la central acordaron la presentación de una propuesta para garantizar la democracia sindical que tendrá como principales objetivos las reformas de los estatutos, la representación de las minorías, la elección de las conducciones por el voto directo y un código de ética sindical.

Aunque las resistencias todavía son importantes y poderosas, todo indica que en el corto plazo habrá avances sobre la demorada democratización.