Una función al aire libre para que no cierre el cuerpo de Ballet Nacional

Bajo la consigna “No al vaciamiento cultural”, bailaron para que el ministro Pablo Avelluto dé marcha atrás con su decisión, que puso fin a las funciones gratuitas y a las clases abiertas de danza clásica que Iñaqui Urlezaga impartía en lugares no tradicionales.

“El ballet nacional de danza no es de sus bailarines, ni de su director, es de todos los argentinos”, aseguraron durante la convocatoria. Desde las 11 de la mañana, los bailarines danzaron frente a la dependencia nacional y colgaron sus zapatillas de una soga que atravesava la calle Alvear. En declaraciones televisivas, las bailarinas de la compañía señalaron que “El Estado debe garantizar el derecho a la cultura”.

“El programa no puede ser cerrado porque en la Argentina tenemos muy pocos espacios culturales, por eso es importante defender los espacios artísticos”, resaltaron.

El Ministerio de Cultura, que confirmó la decisión de “discontinuar el financiamiento” del ballet creado en 2013, adujo que ya existen otros dos ballets estables bajo su órbita, el Ballet Folklórico Nacional y la Compañía Nacional de Danza Contemporánea. “Este programa brindaba funciones gratuitas, llegando a todo el público y a todo el país, de norte a sur y de este a oeste”, denunciaron las bailarinas. Entre artistas, técnicos y vestuaristas, 80 personas quedaron sin trabajo con la decisión de Avelluto.


“Queremos abrir un espacio de mediación, de diálogo, y les pedimos que no destruyan cuatro años de esfuerzo”, reclamaron los bailarines movilizados. La iniciativa nació en 2013, en el marco de un programa del Ministerio de Desarrollo Social, con el propósito de acercar la danza clásica a públicos no tradicionales y formar bailarines del interior del país sin posibilidad de llegar hasta la Ciudad de Bueno Aires, donde suelen funcionar las grandes compañías. Por esa misma razón las audiciones para completar el elenco de 60 bailarines se realizaron en distintos puntos del país y todas las obras, a lo largo de cuatro años, fueron representadas en el interior con entrada libre y gratuita.

Su director, Urlezaga, cuestionó el fin del programa. “¿Cómo no enojarme o revelarme frente a la decisión que considero más contraria al arte? ¿Por qué no se fortaleció el espacio en lugar de quitar una fuente de trabajo y lugar de expresión logrado solo con esfuerzo y trabajo de calidad? ¿Por qué no se decidió la alternativa de construir apostando a un modelo de compañía joven y diferente en un país que tiene un vacío enorme en la danza clásica nacional?”, se preguntó el bailarín, a través de una carta publicada en Facebook la semana pasada.