Santa María denuncia una «embestida» del Gobierno

El pasado viernes a través de Animales Sueltos, programa que conduce Alejandro Fantino, se inició una operación de instalación que coloca en el centro de la escena a Víctor Santa María, el titular del gremio de encargados de edificios. Fantino mostró una fotografía de Santa María a pantalla partida con una imagen de Omar el «Caballo» Suárez, el ex titular del SOMU, hoy preso, y sugirió que el líder de los porteros podían ser el próximo.

Ayer fue La Nación el que apuntó contra el sindicalista desde un extenso editorial intitulado «El injustificable enriquecimiento de Víctor Santa María». «El titular del gremio de los porteros y presidente del Partido Justicialista porteño, Víctor Santa María, se ha sumado a la lista de importantes dirigentes sindicales investigados por graves hechos de corrupción», puede leerse en la columna.

«No existe elemento alguno que permita afirmar y sostener que el SUTERH haya lavado dinero o que mi persona disponga de cuantiosos fondos. La maniobra es falsa, inventada. Y como tal carece de todo soporte probatorio», se defendió Santa María desde un comunicado de prensa

«Las fundadas sospechas entroncan con una larga tradición, tristemente arraigada en parte del sindicalismo argentino, caracterizada por la corrupción a costa del dinero de los trabajadores y la perpetuación de dinastías familiares que transmiten de generación en generación la titularidad de un gremio, como si se tratara de verdaderas monarquías», aventuiraban desde La Nación.

«Mi estado patrimonial no refleja ningún enriquecimiento ilícito tal como ha sido expuesto en mis declaraciones juradas ante la AFIP. Y más aún, no hay denuncias judiciales que pesen contra el SUTERH como se afirma», sostuvo el titular del Grupo Octubre, que controla, entre otras empresas, al diario Página/12.

Dos semanas atrás Página/12 informó que familiares de funcionarios, incluido un hermano del Presidente, se habían acogido al blanqueo y declararon sumas millonarias. En su artículo dominical, Horacio Verbitsky habló de una «reacción furibunda del gobierno» en donde incluyó los dardos contra Santa María.