La intervención convirtió al SOMU en un aguantadero del macrismo

Mientras el Presidente llama reiteradamente ante los micrófonos a «no convertir el Estado en un aguantadero de la política», la intervención político judicial del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU) lo contradice sistemáticamente. Es que la experiencia, desde que el Juez Federal Rodolfo Canicoba Corral dictó la intervención, mostró la peor cara de la gestión de Cambiemos.

A manos de la diputada del PRO Gladys Gonzalez, primera interventora, como relató InfoGremiales, el gremio creció desmedidamente en cargos de gestión vinculados a la oriunda de Bolivar. Sólo en salarios, a los afiliados del sindicato la estructura dispuesta por la ahora mandamás de la Acumar les costó más de 20 millones de pesos en el primer año.

Con la salida de la blonda dirigente cambista, la situación no mejoró. Según pudo averiguar este portal los nombramientos desmedidos no cesaron e incluso sumaron capítulos escandalosos, que incluyen familiares de dirigentes de la primera plana del Gobierno Nacional.

Sabido es que al mando de la caja de la Obra Social de los Marítimos (OSPM), Canicoba Corral dispuso a su cuñado Sergio Ramiro Tejada, sin que presente antecedentes que justifiquen su tarea de Auxiliar de un Juez. Lo que es una novedad es que Tejada no es el único cuñado cobrando de la organización gremial de los marineros. Con el desembarco del Ministerio de Trabajo en el gremio, de la mano del dúo Alfredo Bertonasco – Roberto Porcel, el que logró poner a su propio cuñado fue Jorge Triaca. Concretamente se trata de Sergio Borsalino, esposo de Verónica Triaca, quien logró un suculento salario del SOMU.

También apadrinado por el titular de la cartera laboral recaló virtualmente en el sindicato y, con ansias de apoderarse de él, su ladero Alejandro «Serrucho» Gomez. De pasado gremial tumultuoso por los gremios de tintoreros y del juego, el protegido del ministro colocó a su propio cuñado en al Fundación Azul, Mario Rodriguez, para tratar de apuntalar su armado desde allí.

Los tres cuñados, el de Canicoba, el de Triaca y el de «Serrucho», son sólo los casos emblemáticos de los manejos arbitrarios en el gremio y la liquidación de los fondos de los afiliados, que manejan como si fueran propios. Todo lo contrario a las recomendaciones públicas del Presidente.