Kamchatka

El día daba el marco perfecto para el aire que se respiraba dentro del predio de los Empleados de Farmacia. Afuera el gris y la lluvia que permeaba un frío inusual para mediados de noviembre realzaba el calor, el entusiasmo y la movilización de varios cientos de cuadros gremiales para un plenario disparado por la avanzada del gobierno de Cambiemos sobre los derechos de los trabajadores y sobre el sistema previsional.

Todos y todas tenían algo para decir en las varias rondas que se armaron a fin de elaborar una lectura y análisis del documento propuesto por la Corriente Federal de los Trabajadores. Había una melodía de catarsis en cada exposición, pero también mucho de arenga para enfrentar «lo que viene». Poniendo la oreja un rato en cada grupo uno podía pintar un cuadro bastante homogéneo respecto de la lectura del momento y de las vías de acción para el corto plazo. En algunos casos, se escuchaba opiniones que intentaban ir un poco mas allá y caracterizar el modelo que lleva adelante el Presidente Macri a la vez que vislumbrar cómo pararse frente un mundo cercano dónde el trabajo cada vez será menos un derecho y cada vez mas un bien escaso.

Temprano, anticipando algo que hubiera tenido más lógica en un cierre, Pablo Moyano y Sergio Palazzo habían dado apertura al Plenario yendo de lleno al meollo del asunto, que es ratificar la negativa a la Reforma y convocar a una movilización masiva para el día de su tratamiento en el Congreso. Si bien con el correr de las horas esto pasó a definirse durante la semana la bola ya estaba corriendo y el músculo invisible que expresan las representaciones de base del movimiento obrero ya estaba mirando la marcha y buscando una sinergia con los otros espacios que abonan a una misma posición respecto de la reforma. Sobre este punto quizás es dónde menos pudo oírse novedades ya que no hubo menciones contundentes respecto de ampliar la base con los «primos lejanos» en esta posición -los sindicatos de izquierda clasista, sobre todo su representación de base que tiene su espesura en la zona norte del conurbano- y sólo se planteó expresamente la articulación con las CTA. Del mismo modo, aunque pudo verse alguna representación de la CTEP, no fue del todo enfático la búsqueda de una representación de «los trabajadores» en un concepto mas amplio que el conjunto de Sindicatos que expresa la CFT.  Por último, se fue extremadamente cauteloso -por lo menos por parte de los actores mas representativos- en no cargar las tintas sobre la conducción de a CGT, a tal punto que el documento final termina reclamando la reanudación del Confederal y un llamado a las Delegaciones para el tratamiento orgánico de la reforma.

El amplio abanico de edades y procedencias de los participantes, las ganas con que se alistaban para una batalla que tiene todas las rémoras de las que el Movimiento Obrero llevó con suerte dispar en los ´90 y cierto sentido de «morir con las botas puestas» pintó un cuadro que quizás en la corta debe cargar con la frustración de una derrota (parece difícil que el sistema político que acaba de cerrar cuestiones de caja vaya a poner ese cierre en tensión por mas movilización que se haga) pero que seguramente está formateando la estructura del sindicalismo por venir y entre los anónimos militantes de este Plenario esté germinando otra conducción que pueda fungir las experiencias recientes y que,  cómo aquel entrañable pibe de la película «Kamchatka»,  descubra el secreto que a veces no hay que tratar de ganar para poder hacerlo.

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